El problema del enevejecimiento en España afecta al sector económico, pero no sólo lo hace por el sistema de pensiones, sino que atañe directamente a algunos sectores como la agricultura o la pesca. Así lo explica en La Linterna el caso de Juan Carlos Corras, responsable de la Lonja de A Coruña, que lleva toda la vida en el sector pesquero (desde el año 1992) levantándose a las 3 de la mañana todos los días. Asegura que su hija no se dedicará a lo mismo y explica cómo suplen esa falta de mano de obra en los barcos.

Y es que en A Coruña descargan barcos de todo tipo, desde los de marisqueo hasta los de pesca de altura. Los que llegan con las grandes piezas desde el Gran Sol o la costa escocesa. “Tras el desembarque se procede al pesaje de las capturas del barco y se etiqueta caja a caja y, a partir de las 6 de la mañana, comienza la subasta”, explica Juan Carlos en COPE.

Luego esas piezas llegan a toda España o a otros países del mundo y, si en el puerto de Coruña miras alrededor te das cuenta de que la media de edad es bastante alta.“Estamos teniendo dificultades en encontrar personal, la sociedad está cambiando y los objetivos de la gente joven son diferentes de las de antes. Estamos supliendo esa mano de obra con tripulación migrante de África, de Senegal o Marruecos, o los que vienen de Indonesia”.

“Mi hija ha preferido ser psicóloga”

El relevo generacional no existe. La generación de Juan Carlos, esa que nació en los 60, ha sido la última que mantiene la tradición familiar. El trabajo del mar es muy duro y ahora mismo poco rentable, por eso los españoles que se dedican a ello son mayores. Por eso los jóvenes prefieren otra cosa: “El futuro en la pesca es muy incierto y el panorama cada vez pinta más negro. Tengo una hija que no está vinculada al sector de la pesca, ha elegido la rama de la psicología que en el futuro, tal y como está yendo el mundo, será necesario”, explica en La Linterna.

Qué ocurrirá con el campo si nadie lo trabaja

Si hay una imagen que es representativa de Córdoba es la de los kilómetros y kilómetros que tiene de olivares. Es una imagen que representa el trabajo de mucha gente, de miles de familias que viven de la oliva. Una de ellas está a unos 30 kilómetros de la ciudad, a la altura de la salida 383 de la autovía A4.

En concreto, Córdoba cuenta con más de 373 mil hectáreas dedicadas al cultivo de la aceituna, de las cuales cerca de un 85% corresponde al terreno de secano. La poda es una de las fases fundamentales a la hora de empezar la elaboración del aceite. Otra se produce durante los meses de otoño y comienza a partir de septiembre.

Es el proceso que sirve para tener un aceite de oliva de gran calidad. Justo en este lugar está uno de los responsables de una de las empresas más punteras de toda Córdoba. Felipe Oliva, director técnico de Todolivo, una empresa dedicada a la olivicultura moderna. El envejecimiento de la población es una de las cuestiones que ha provocado que no haya relevo generacional. Por eso el perfil de sus trabajadores tiene varios elementos comunes.

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“Hoy día el trabajador que tenía 30 hace 17 años, y de ahí para arriba, para abajo en muy pocas ocasiones, y sobre todo en tareas eventuales”, explica Oliva en La Linterna. “La mano de obra foránea es puntual, se está haciendo recurrente pero con temporalidad: vienen a la tarea específica y se vuelven a su país. Al año siguiente vuelven a venir los mismos, prácticamente es una empresa de servicios extranjera que viene con la temporalidad. En los momentos de la recogida el pueblo se llena de gente que dentro de 4 meses vuelve a su país de origen”.