La comunidad educativa tampoco se libra del problema de la salud mental. Se estima que tres de cada diez escolares sufren algún tipo de trastorno, que se manifiesta con un incremento en los casos de ansiedad, estrés, conductas autolíticas o problemas alimenticios como la bulimia.

Un problema que también afecta a los docentes, tal y como asegura la responsable de Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas, Irene Arrimadas, en declaraciones a COPE: “El 25% de nuestros docentes están sufriendo también problemas de salud mental derivados de la pandemia y otras situaciones como la implantación de la LOMLOE o el contexto social. Por eso, se están incrementando los casos de depresiones y de bajas”, alerta.

Datos muy preocupantes que, como advierte Arrimadas, no puede afrontar solo la Escuela, por lo que reclama la ayuda de las familias y a las administraciones para detectar el mayor número de casos posible y activar protocolos de actuación eficaces que favorezcan un buen clima escolar.

Pero lo cierto es que los centros que forman parte de la red de Escuelas Católicas lo podrían tener más complicado que los públicos, ya que como recuerda Irene Arrimadas, las administraciones no cubren lo que cuesta un puesto escolar en la concertada.

“Necesitamos más formación, necesitamos mejores procesos de acompañamiento de la labor docente, necesitamos protocolos eficaces, porque hay muchos, en la escuela tenemos acceso a muchos protocolos de muchas organizaciones pero necesitamos que sean eficaces y realmente aterricen en la realidad en nuestras aulas y nos ayude a prevenir y a intervenir en los casos”, ha explicado.

“Es fundamental la labor de observación”

Una de las medidas que propone la responsable de Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas es educar la mirada entre el profesorado, para detectar posibles problemas de salud mental: “Es fundamental la labor de observación, ese detectar los signos, las claves que nos están transmitiendo nuestros alumnos de que algo no está funcionando bien, de que tienen problemas. Observar en nuestros niños y adolescentes esos síntomas de tristeza, de depresión, de aislamiento, detectar, observar, ver las claves. Para eso hay que educar la mirada y para eso necesitamos formación y recursos”.

Reforzar el número de orientadores y el papel de los tutores

Asimismo, la responsable de Escuelas Católicas ha reclamado reforzar el número de orientadores en las aulas para acompañar a los alumnos desde la etapa de Infantil a Secundaria, así como como poner más en valor la labor de los tutores, al ser la figura “que más hora pasa con nuestros hijos y alumnos a lo largo de su escolaridad”.

Al hilo de esta idea, la directora del Departamento de Innovación Pedagógica de esta red de centros católicos propone ampliar las horas de trabajo entre los claustros para realizar programaciones conjuntas “donde se acometan esas dificultades de aprendizaje”.

“La escuela también tiene una función formadora de los padres”

Como no puede ser de otra manera, Arrimadas ha hecho un llamamiento a una mayor involucración de los padres en el sistema, al ser los principales agentes educadores de los hijos.

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“La escuela también tiene una función formadora de los padres, primero para favorecer esa participación, que se impliquen, que no solo estén informados de las actividades y funciones que hacemos las escuelas, sino que se sientan partícipes, son agentes educativos fundamentales de los alumnos”, ha sostenido.

“Tenemos que ayudar a que los alumnos aprendan y gestionen los fracasos”

De cara al futuro, los expertos no son optimistas de cara a bajar los índices de trastornos de salud mental. Se estima que 4 millones de personas sufren depresión en España y el 15% de la población tiene ansiedad o estrés. Pese a todo, Irene Arrimadas prefiere mirar con “ojos esperanzadores” el futuro, al menos en el sistema educativo.

“Desde la escuela podemos educar en esa mirada, y debemos educar esa mirada en todos nuestros alumnos, en todos nuestros profesores, familias... Para educar esa mirada positiva desde luego tenemos que seguir trabajando en todo el ámbito de la resiliencia, la adaptación al cambio, de cómo podemos prevenir y ayudar a que los alumnos aprendan y gestionen los fracasos para poder seguir avanzando”, ha subrayado.