Roma fundó Córdoba junto al Guadalquivir, unido a la ciudad desde entonces, beneficiándola con su agua, su cauce como vía de comunicación y su valle con clima benigno.

Al antiguo Betis le llegan numerosos arroyos y afluentes y entre los puentes Romano y de San Rafael, se extiende la reserva de los Sotos de la Albolafia, usada por más de cien especies de aves como dormidero habitual o hibernación temporal.

El Guadalquivir ha servido de inspiración a poetas, como Góngora: “¡Oh, excelso muro, oh, torres coronadas / de honor, de majestad, de gallardía! / ¡Oh, gran río, gran rey de Andalucía, / de arenas nobles, ya que no doradas!”.