Monumento a los enamorados

En la plaza de los Mártires está el monumento a los enamorados, Ibn-Zaydun y la princesa Wallada, ambos poetas. Pasearon su pasión por el paisaje del final del Califato Omeya. Pero cuando Wallada descubrió una infidelidad de Ibn-Zaydun con una de sus propias esclavas, indignada lo abandonó por otro y lo insultó públicamente. El poeta tuvo que marcharse a Sevilla, donde escribirá unos de sus más bellos poemas, reflejo del amor perdido: “¡Ay qué cerca estuvimos y hoy qué lejos! / Nos separó la suerte y no hay rocío / que humedezca, resecas de deseo, / mis ardientes entrañas; pero en cambio, / de llanto mis pupilas se saturan”.