La familia Pascual Acosta cuenta con seis miembros, al menos de momento, por lo que forma parte de las más de 1.900 familias numerosas que existen en Huelva. Daniel y Bárbara son los padres de esta extensa familia a la que ha llegado Jesús hace tan solo tres meses. Junto a ellos tres nos reciben en el salón de su casa Daniel, María, Marcos, Ángela y Bárbara de 17, 15, 13, 11 y 5 años respectivamente.

Daniel trabaja en una empresa de distribución exportación de pescados y mariscos, mientras que Bárbara desarrolla su carrera profesional en la banca. Esto provoca que tengan que “hacer malabares” durante las Navidades, ya que sin colegio todo es un poco más difícil. A pesar de ello, se trata de una de las fechas más importantes de la familia.

En la casa de los Pascual Acosta, el pistoletazo de salida lo marca el Día de la Inmaculada Concepción. Tras la vigilia, todos los integrantes de la familia sacan los adornos navideños junto con el árbol y las luces para colocarlos en su lugar correspondiente. Además, es el pequeño de la familia, en este caso Bárbara, el encargado de colocar al Niño Jesús bajo el árbol.

Y es que la fe es lo que marca la Navidad en su casa y es en Nochebuena cuando alcanza su máximo esplendor. “Para nosotros el día más importante es Nochebuena. Disfrutamos mucho de ella e intentamos pasarles a nuestros hijos la fe, que crean en Cristo.”

Esa noche, antes de la cena, apagan las luces y el cabeza de familia, Daniel, porta una vela encendida que “representa a Jesucristo que ha venido a iluminar a todos los hombres”. Es en ese momento cuando, tanto Bárbara como Daniel, intentan inculcar a sus hijos la fe y el amor que ellos profesan, un amor sin el que ellos, sus hijos, “a lo mejor no estarían aquí”.