Los perros tienen una capacidad auditiva mucho más desarrollada que la del ser humano. “Es un animal capaz de escuchar una tormenta a más cinco kilómetros de distancia, así que imaginaros lo que un gran estruendo de un petardo en la calle de al lado puede suponer para ellos” explica el adiestrador de perros Adrián Navarro, fundador de la empresa LOPECAN.

El miedo es un mecanismo adaptativo del animal para evitar situaciones que puedan acabar con su vida, sin embargo, el problema radica cuando nuestra mascota desarrolla una fobia. Un problema que, en muchas ocasiones, está fomentada por el refuerzo involuntario del propietario. “Que tenga miedo es normal, pero podemos hablar de un problema cuando se genera en ellos fobia. Cuando suena un petardo hasta nosotros nos sobresaltamos, pero seguimos con nuestra rutina porque identificamos el origen del gran estruendo. El perro también se puede sobresaltar, el problema es que el ruido lo bloquee… En este caso estamos ante un problema” asegura el experto en ‘Herrera en COPE MÁS Málaga’ 97.1 FM 882 AM y cope.es/malaga.

El adiestrador pone un ejemplo: “Yo puedo tener miedo a los leones, pero no a las arañas porque sería desproporcionado. Por eso decimos que tenemos miedo a los leones y fobia a las arañas”.

En el caso de los perros tendríamos que analizar su comportamiento en dos escenarios distintos: dentro y fuera de casa. Eso nos ayudará a valorar el grado de fobia que tiene a los ruidos de petardos y fuegos artificiales o a los estruendos que acompañan a las tormentas.

“La casa es la zona de seguridad del animal. Si ya dentro de la vivienda notamos que el animal tiene miedo, hay que trabajarlo. Hay que crear una zona de la vivienda donde menos ruido se escuche del exterior y allí colocarle sus cosas para que se sienta seguro. Buscar esa habitación, más aislada, que invite al animal a descansar allí. Cuando consigamos que, en lugar de bloquearse, el perro se vaya a la habitación donde están sus cosas, ya estará preparado para que trabajemos sus miedos fuera del hogar” afirma Navarro.

“El propietario, sin saberlo, muchas veces está reforzando el miedo de su perro. Si voy por la calle y, al escuchar un petardo, lo primero que hago es mirar a mi perro, estamos reforzando sin querer ese miedo. Es un refuerzo involuntario del propietario. Solo con mirarlo le estoy premiando el miedo, es decir que, si se ha bloqueado, le estoy premiando el bloqueo. Lo que recomiendo es seguir caminando, como si no hubiera ocurrido nada”, anima el experto. 

Si quieres escuchar a Adrián Navaroo, pincha el audio de la foto y lo entenderás todo.