Cuando llega la primavera es un comentario generalizado. Muchos ciudadanos se preguntan si habrán desarrollado alergia al polen porque sienten malestar, picor de nariz, lagrimeo...

Los que ya están diagnosticados como alérgicos conocen bien los síntomas que con la llegada de la primavera se acentúan.

Pero lo cierto es que las alergias son cada vez más habituales y van en aumento y esta realidad no pasa desapercibida para nadie. Desde la alergia al polen hasta las reacciones a los alimentos, cada vez más personas se ven afectadas por estas molestias. Pero, ¿por qué aumentan las alergias de todo tipo?

Los expertos en salud han estado investigando. Y hay varias conclusiones con las que explican este proceso.

Una de las razones podría ser el cambio en nuestro entorno. Nuestras ciudades crecen y la naturaleza se va quedando atrás. Esto significa que estamos más expuestos a cosas como el polen y los ácaros del polvo, que pueden desencadenar alergias.

También está la teoría de la hipótesis de la higiene. Básicamente, significa que ser demasiado limpio puede ser malo para nosotros. Cuando éramos niños, necesitábamos exponernos a ciertas bacterias y gérmenes para que nuestro cuerpo aprendiera a defenderse. Pero hoy en día, algunos expertos creen que estamos siendo demasiado cuidadosos con la limpieza, lo que hace que nuestro sistema inmunológico se vuelva más sensible y reaccione exageradamente a cosas inofensivas, como el polen o los alimentos.

Y no podemos olvidar lo que comemos. Nuestra dieta moderna, llena de comida rápida y procesada, puede estar empeorando las cosas. Resulta que una dieta equilibrada y llena de fibra puede ayudar a fortalecer nuestro sistema inmunológico y protegernos de las alergias. Pero si nos llenamos de comida poco saludable, nuestra barrera natural contra las alergias se debilita.

Por supuesto, también hay componentes genéticos en juego. Si en una familia hay alguien que sufre de alergias, es más probable que otros miembros también las tengan.

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El caso del polen con la llegada de la primavera: La tortura de cada año para los alérgicos

En el caso concreto de personas con alergia al polen, la llegada de la primavera puede suponer una tortura. Muchos pacientes vigilan con lupa los niveles de polen porque esos niveles pueden determinar su día a día.

El doctor José Carlos Orta, profesional experto en Alergología del Hospital de Valme de Sevilla asegura que “los niveles de pólenes que encontramos cada año tienen mucho que ver las circunstancias climatológicas”.

Es decir, que el tiempo, las lluvias, el clima que hayamos tenido, “tiene toda la culpa” de lo que nos vayamos a encontrar.

Por ejemplo, las lluvias abundantes y tardías, han provocado en esta temporada un estallido del polen de especies como las gramíneas con picos de 300 granos por metro cúbico. Y tal y como explica el doctor, “los pacientes empiezan con síntomas importantes a partir de los 50 granos por metro cúbico, así que si hay 300 granos, la situación es más que complicada para ellos”.

El experto confirma además lo que los ciudadanos comentan, que cada vez hay más alérgicos. El Doctor Orta señala que “llevamos años observando cómo la prevalencia de pacientes alérgicos en general y a pólenes en particular va creciendo y va a seguir creciendo, porque se estima que se alcancen cifras elevadas y que en unas décadas, un 50 por ciento de la población sea alérgica”.

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Según el alergólogo hay varias causas fundamentales:

• Factores genéticos, si uno de los padres es alérgico puede serlo alguno de los hijos
• Factores como la contaminación ambiental también facilitan que se desarrolle una sintomatología de alergia. Y otros contaminantes como la combustión de partículas diésel
• O factores generados por el cambio climático que alarga las temporadas de temperaturas suaves y largas polinizaciones

Cómo distinguir una alergia de un catarro

Muchos ciudadanos se preguntan también cuando llega la primavera y tienen mucosidad o estornudos si de pronto han desarrollado una alergia.

Según el doctor, para distinguir hay que fijarse en varias cuestiones. De entrada “si hay fiebre es un proceso infeccioso y no alérgico”.

Y en cuanto a “síntomas de alergia típicos, predomina el picor, los estornudos son muy frecuentes, la mucosidad es líquida, se suele acompañar de lagrimeo de ojos y si no se trata en un porcentaje muy elevado terminan desarrollando cuadros asmáticos”.

Por eso, ante cualquier síntoma compatible con alergia o sospecha, se debe acudir al médico de atención primaria para diagnosticar y después, si el médico lo confirma, se deriva al alergólogo para acotar a qué somos alérgicos y cómo debemos tratar nuestra patología.