El Real Oviedo desperdició una gran oportunidad para seguir acechando el ascenso directo. Sumó un punto ante el Mirandés (1-1) tras un empate que sabe a derrota en un Carlos Tartiere con 21.975 espectadores.

Luis Carrión apostó por el mismo once que consiguió la victoria en Elche. Leo Román; Viti, Luengo, Dani Calvo, Bretones; Luismi, Colombatto, Seoane, Masca, Sebas Moyano y Alemao.

Seoane derribó el muro

La primera parte discurrió por los cauces que planearon ambos entrenadores. El Oviedo llegó a tener el 85% de la posesión ante un Mirandés agazapado en su campo que buscaba las transiciones a través de la rapidez de Gabri e Ilyas. La mala noticia para el Oviedo fue la lesión de Luismi, que tuvo que abandonar el terreno de juego por problemas en la rodilla. El 'cinco' del Oviedo se retiró llorando del terreno de juego, lo que hace presagiar que es una lesión preocupante.

Estuvo espeso el Oviedo en los primeros 45 minutos, pero fue capaz de derribar la muralla defensiva del Oviedo a falta de tres minutos para el descanso. Un gran centro de Abel Bretones con la derecha lo peinó Jaime Seoane a la escuadra izquierda de Ramón Juan para colocar el 1-0 en el marcador. Un gol psicológico antes de la entrada a vestuarios.

Miedo a ganar

En la segunda mitad cambió por completo el escenario. Al Oviedo le entraron los nervios y el miedo a las alturas. Lo detectó el Mirandés, que olió sangre y comenzó a llegar una y otra vez a la portería de Leo Román.

Encontraría premio el equipo jabato en el minuto 87. Una internada de Alcedo por la derecha la culminó de cabeza Gabri Martínez para batir a bocajarro a Leo Román y dejar helado el Carlos Tartiere.

No tuvo capacidad de reacción el Oviedo, que apenas creó peligro en los últimos minutos. Los cambios no funcionaron y el Oviedo se deja dos puntos por el camino y la sensación de que tiene mucho que trabajar en el aspecto psicológico de cara al sprint decisivo de temporada.