Este Oviedo es un equipo que apunta cosas interesantes, pero, de momento, de manera muy irregular y sin contundencia ofensiva. Necesita más argumentos para poder sumar su primera victoria. La propuesta, de inicio, no disgusta. Se ven las armas con las que Ziganda quiere configurar su equipo. Sus jugadores salen al campo mandando cada jornada, pero sin la continuidad necesaria. Hasta la fecha, al Oviedo no le llega para ganar. Ni casi para marcar.

El Oviedo hizo un esfuerzo enorme para competir de tú a tú a su imponente rival. Los azules igualaron las fuerzas con el Espanyol. Tras una primera parte sin ocasiones, Viti Rozada no pudo con Diego López, muy seguro toda la tarde en el Tartiere. Seguidamente, el Oviedo echó por tierra cualquier posibilidad de sumar puntos. Viti hizo un penalti (el Oviedo había pedido otro en la primera parte) en un error defensivo y, al poco tiempo, Arribas hizo un regalo inusual, más propio de los habituales hace un año. Raúl de Tomás, suplente, agradeció los dos favores.

Ya no hubo más partido. El Espanyol lo tuvo demasiado fácil en la segunda parte. Al Oviedo le queda el regusto amargo de haber perdido el partido víctima de su fragilidad en dos acciones claves. Los de Ziganda solo tiene dos puntos y necesitan la aportación, desde el inicio, de los últimos fichajes, ante la falta de confianza existente sobre otros jugadores más jóvenes. No es tiempo de urgencias, aunque emerge la necesidad de ganar ya el primer partido para, precisamente, evitarlas.