Donde antes hubo carbón, ahora habrá ordenadores. Donde antes hubo pico, pala y vagonetas, ahora habrá laboratorios de vanguardia. El Pozo San Jorge, en Caborana, concejo de Aller, se inauguró en 1942 y fue clausurado en 1995, aunque siguió con un mínimo de actividad hasta 2018. Ahora, resiste el castillete, como en otros muchos puntos de Asturias, en los que estas características instalaciones buscan un futuro. Un futuro que en el caso del Pozo San Jorge está en la informática.

Porque va a ser la sede de un centro de procesamiento y almacenamiento de datos. Una nube para que la Administración pueda organizar su información, que ofrezca soluciones tecnológicas y que garantice la ciberseguridad. Un proyecto dentro del marco del convenio con Hunosa y con la Universidad de Oviedo y que hoy el Principado ha presentado en el Mobile World Congress.

¿Cómo será la transformación del pozo?

Se actuará sobre la sala de máquina de extracción, que tiene una superficie útil de 196 metros cuadrados, con una altura máxima de 14 metros. Se va a levantar una segunda planta para acoger hasta 70 armarios de servidores de datos, unidades de almacenamiento y alimentación. Podría albergar más de 1.600 procesadores y superar las 105.000 unidades de procesamiento independientes. También se va a actuar sobre la sala de embarque y sobre el castillete. Todas ellas son instalaciones en superficie.

Una instalación sostenible

El hecho de que la instalación minera cuente con sistemas de extracción de agua facilita la sostenibilidad de una instalación de este tipo. Se dispondría de abastecimiento sin tener que recurrir a la red de consumo. El pozo también cuenta con dos líneas de alta tensión que garantizarían el suministro para responder a la demanda de energía, que es de uno 30 kilovoltios al día.