Segunda lesión y consiguiente sustitución la que ha sucedido en el abono septembrino de Albacete. Tras la ausencia de Fernando Adrián en la primera de Feria, un empeoramiento en la lesión de muñeca de Morante descabalga uno de los carteles punteros del abono. El elegido para cubrir el hueco del insustituible torero ha sido Diego Urdiales. Primero, porque abre plaza por razones de antigüedad. Segundo, porque, salvando las distancias, es un torero del mismo corte y estilo que José Antonio. Y tercero, porque las otras opciones eran sensiblemente menos atractivas. Urdiales regresa al coso de la calle Feria con la espina de triunfar en una plaza que se le resiste.

Y José Mari Manzanares hace doblete en la capital manchega. Primero, con las letras en el pregón taurino el 5 de septiembre. Ahora, completa una tarde que huele a grandiosa entrada pese a la posibilidad de devolución. Elegancia con las telas, consumado estoqueador, aunque sin demasiadas apreturas con los toros en estos últimos tiempos. Demasiadas lesiones que han impedido que el torero alicantino mantenga su plenitud varias temporadas consecutivas.

Por último, de Alejandro Talavante únicamente se han visto relámpagos aislados de la tormenta de buen toreo que el diestro tiene en sus muñecas. El año pasado, vimos a un torero desdibujado y excesivamente conformista, sin apenas ambición. El Talavante más genuino, asilvestrado, natural y que pone los pelos de punta, todavía anda sin aparecer. Urge su regreso, que agradeceríamos todos.

La ganadería, de Núñez del Cuvillo, lleva una temporada irregular. A ver si sale cara en Albacete.