Susana Vejo es la mamá de la pqueña Iria, la niña de tres años de edad que sufre retinoblastoma, un cáncer de ojos que afecta a uno de cada 15.000 recién nacidos.

Con 13 meses Susana detectó que algo no iba bien. Su pequeña tenía un reflejo blanco en los ojos que derivó transcurridos unos meses en un ligero estrabismo.Segura de que Iria podía tener un problema serio, y debido a los retrasos que sufría la atención primaria debido a la pandemia, contactó con la clínica privada de Los Vega en Oviedo, y allí le confirmaron que su hija tenía un tumor en el ojo derecho.

Aunque Susana señala que la atención en el Hospital de León siempre fue la mejor y se implicaron en el caso de Iria, un caso que llevaban 15 años sin ver, fue en La Paz de Madrid donde trataron el cáncer de la pequeña, aunque visión ya se había resentido. Allí detectaron que el ojo izquierdo también presentaba un tumor, pero por fortuna, al ser menos incisivo, los médicos creen que no perderá visión después de pasar por un periodo de recuperación. Desde la operación del ojo, Iria mantiene un protocolo que incluye un seguimiento continuado y de tratamiento de oncología, y cada tres meses tiene que acudir a Madrid a revisiones periódicas.

Para Susana, la ayuda dispensada por la Asociación Española de Ribanostoma (AER) fue fundamental para asumir el cáncer de Iria, y aunque su hija presenta problemas espaciales, acude a clases de rehabilitación para acostumbrarse a la pérdida de visión de su ojo derecho, y se ha adaptado bien al desarrollo de las clases en el Colegio Los Jesuitas, donde acaba de cursar primero de infantil.

Por último Susana reclama para los niños que sufren cáncer de ojos, que la rehabilitación la proporcione la Atención Temprana de León, como sí reciben otros niños en otras ciudades de España y que se produzcan avances para que «la atención sea más rápida». De momento ya se ha conseguido un paso importante pues «ahora a todos los recién nacidos se les hace una ecografía en los ojos».