Violeta tiene dos hijas que padecen una enfermedad de baja prevalencia. Se trata de una distrofia, que lleva aparejadas otras muchas patologías y que obliga a las jóvenes a permanecer atadas a una silla de ruedas. A pesar de la alta dependencia de ambas para realizar labores cotidianas como ducharse, levantarse de la cama o ir al baño, la familia sólo recibe 200 euros de ayuda a la dependencia. Un importe que se destina a tratamientos de fisioterapia, pero que es insuficiente para recibir otros tratamientos o necesidades derivadas de la enfermedad. Además, en el medio rural y en concreto en municipios como Peñaranda de Bracamonte, no hay demasiados centros acreditados en los que poder aplicar dichas terapias.

La Ley de la Dependencia ofrece la opción de recibir una subvención que costea los tratamientos, o bien la asistencia de una trabajadora social durante dos horas al día. Violeta asegura que esta ayuda es claramente insuficiente para conseguir por ejemplo, el ansiado respiro familiar o simplemente para cubrir sus necesidades reales.

COPE Salamanca recoge el testimonio de Violeta, una madre de familia que ha conseguido sacar adelante a sus hijas dependientes, gracias a un tesón y espíritu de lucha encomiables. Sin embargo su situación delata que hay mucho camino por recorrer, para conseguir que las ayudas destinadas a personas dependientes sean las adecuadas.