La nueva normativa de ahorro energético ha causado escepticismo entre comerciantes y restauradores en el primer día en vigor. En Barcelona, buena parte de los negocios afirman estar cumpliendo con la reducción la potencia de la climatización y la recomendación de mantener las puertas cerradas. Aun así, las temperaturas eran esta mañana dispares entre unos locales y otros. Se quejaban de que 27 grados es una temperatura muy alta, especialmente si hay movimiento y sufrían por una caída de la afluencia. Algunos restaurantes incluso lamentaban que bajando la temperatura ambiente ahora las neveras "gastan más luz". Por el contrario, algunos clientes agradecían que no hiciera tan frío en pleno verano.

COCINAS A 50 GRADOS

En el centro comercial, buena parte de los locales encuestados aseguraba estar cumpliendo con la norma de ahorro, pero la sensación de temperatura variaba mucho de una tienda a la otra. Entre los compradores, había que agradecían que las tiendas dejaran de abusar de la climatización, pero también quién reconocía que ir a comprar era hasta ahora una excusa para refrescarse. "Yo prefiero que la temperatura esté baja cuando entras a la tienda y no tengas el bochorno que hay fuera", apuntaba Juanma, un cliente.

Las críticas a la medida eran más duras entre algunos restauradores. "Estamos gastando más luz y perdiendo negocio", opinaba este miércoles el propietario del local "A Brasa" de la capital catalana, Victor Chumilla. En este sentido, explicaba que las neveras gastan "mucho más" cuando la temperatura ambiente es elevada, tal como impone la nueva norma. "No es el mismo que una nevera esté en un espacio que está a 24 o 25 grados que a 30. Va más forzada, genera mucho más calor y consume mucha más luz", resumía el restaurador, que aseguraba que esto "repercutirá" también en la factura. "De ahorrar no ahorraremos nada".

Además, Chumilla apuntaba que en el caso de los bares y restaurantes, los hornos y las brasas están a temperaturas muy elevadas y a menudo, como en su caso, comparten espacio con el comedor. "Adentro de la cocina se puede llegar a casi 50 grados", decía. "Que un cocinero trabaje a esta temperatura es muy complicado porque le podemos causar un daño a su salud, es una cuestión de riesgos laborales", agregaba el propietario del restaurante.

El restaurador también se mostraba preocupado por la clientela. De hecho, aseguraba que a primera hora de la mañana algunos clientes ya se habían quejado de la temperatura del establecimiento. "Si tienes que venir a un lugar a pasar calor, te quedas en casa tuya con aire acondicionado".

"TENEMOS QUE CONTRIBUIR"

Uno de los lugares donde hoy también tocaba subir el aire eran las estaciones de tren. Hoy a la estación de Sants muchos pasajeros han salido de casa preparados con un jersey por si tienen frío adentro de los trenes pero también con un abanico por no pasar calor a los andenes y la recepción. Si bien algunas personas han propuesto que la temperatura de las estaciones se situara entre 24 y 25 grados porque encontraban "horrible" la sensación de calor, otros han afirmado que la temperatura era "ideal" porque estaban hartas de pasar frío por los aires condicionado.

Sin embargo, buena parte de la ciudadanía se mostraba comprensiva con la medida. "Como ciudadanos tenemos que contribuir con el que sea, con el abanico vamos haciendo", destacaba la Mercè, que había venido a la estación de Sants de Barcelona procedente de Mataró. Del mismo modo, otra usuaria aseguraba estar muy a favor de la medida por conciencia ecológica. "Se tendría que mantener, si no que pasará dentro de unos años? Será terrible", decía la Xesca.