Redacción Cope Cataluña / Ana Sofía SabogalBarcelona
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La primavera meteorológica siempre llega puntual, y este año 2024, la tortuga "Bonica", de 78 años, con un peso de 1,7 kilogramos, que desde los años 60 vive en el jardín del Observatorio MeteoBanyoles, ha terminado el su ciclo de hibernación.
La temperatura en Banyoles es de 17 grados, y por el esplendor de los últimos días, ha aparecido la tortuga por primera vez después de haber sido enterrada bajo gruesas capas de tierra durante 5 meses.
Las tortugas no pueden producir calor interno para regular su temperatura corporal como otros animales.
Por tanto, dependen completamente del medio para mantener unas temperaturas adecuadas, lo que les hace vulnerables a los cambios ambientales extremos, especialmente en zonas con inviernos fríos y veranos calurosos.
Como resultado, las tortugas marinas utilizan la hibernación como mecanismo de supervivencia.
Durante las estaciones más frías, las tortugas marinas entran en un profundo estado de inactividad, con un metabolismo, polvo y respiración reducidos para conservar la energía a la vez que reducen la ingesta de alimentos.
Hibernante, las tortugas marinas son capaces de sobrevivir con las reservas de grasa acumuladas durante las estaciones más calurosas, ya que estas grasas son una importante fuente de energía.