Sin respirar no podemos vivir. Es algo que hacemos sin darnos cuenta, de manera inconsciente, pero no para todos es tan sencillo. Para Christopher Zambrano, de tan sólo 7 años, es mucho más complicado.

A los dos meses de nacer le diagnosticaron la enfermedad de Ondine, un trastorno del sistema nervioso central que le obliga a estar conectado con frecuencia a un respirador. José es su padre y nos explica a Cope qué es lo que pasa, por ejemplo, cuando el niño duerme. “Lo que le afecta a Christopher es que, por su enfermedad, cuando él se duerme, su cerebro no le manda al cuerpo la orden de que que respire por si mismo”.

Christopher cuenta con un respirador en casa, pero no puede salir a la calle sin su mochila portátil. El problema es que este fin de semana, mientras hacían unas compras rutinarias en una farmacia de Cuatro Caminos, alguien rompió el cristal de su coche, y se la llevó. En ella llevaba su respirador especial y otros materiales médicos de vital importancia para el pequeño. “Es prácticamente un kit de rescate para Christopher. Siempre esa mochila va con Christopher vaya donde vaya. Todo lo tenemos a mano en esa maleta”, se lamenta José.

A la espera de que aparezca, el proveedor de este respirador les ha facilitado otro similar que le permite a Christopher hacer lo que más le gusta que es ir al cole y jugar con sus amigos.