El calor se resiste a abandonar la provincia y aunque hace unos días los termómetros bajaron ligeramente y parecía que el frío comenzaba a llegar, desde el pasado fin de semana en Alicante se han vuelto a guardar las chaquetas. La llegada de un anticiclón junto a una masa de aire cálido ha hecho que el sol vuelva a brillar y que se registren máximas de 23-24 grados con picos de hasta 30 en algunas zonas. Casi diez grados más de lo que sería normal para este mes.

Son unas temperaturas más propias de la primavera que del otoño en el que nos encontramos. Esta situación se mantendrá durante casi toda la semana. Las mínimas también van a resultar más propias de la primavera pudiendo situarse por encima de los 14-15 grados.

Pero no es el calor lo que más preocupa en Alicante, sino la falta de lluvías que "hacen de este otoño uno de los más secos de las últimas décadas. Y lo peor es que no hay visos de que a corto-medio plazo puedan registrarse precipitaciones", según explica el director del Observatorio Meteorológico de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina. La sequía se cronifica en el campo de la provincia, principalmente en el sur, en la comarca de la Vega Baja dependiente de la cuenca del Segura, donde se va a agravar sus condiciones de déficit estos días y durante las próximas semanas.