Lo han llamado "solidaridad hídrica". Es la decisión de llevar buques cisterna con agua desalada de la planta de Sagunto a Cataluña como fórmula para paliar la sequía que pone en riesgo el abastecimiento en buena parte de Cataluña.

En el territorio catalán necesitan hasta siete hectómetros cúbicos de agua para garantizar el suministro y la planta desalinizadora de Sagunto trabaja en estos momentos al 10% de su capacidad, ya que tiene capacidad para desalinizar 8,4 hectómetros cúbicos, De hecho, según el informe de Acuamed correspondiente a 2022, la desaladora de Sagunto tan solo produjo 0,16 hm3. La planta desaladora de Sagunto fue proyectada con una capacidad de producción de 23.310 m3/día con el fin de abastecer de agua potable a una población de 250.000 habitantes.

La fuente de establecimiento de esta planta ha sido la cántara de agua de mar con emisario ya existente. Incorpora un sistema de recuperación de energía que permite el máximo rendimiento. Utilizan la técnica de la ósmosis inversa, que se basa en el paso del agua a través de membranas semipermeables, que son capaces de retener las sales y otros componentes no deseados, dejando pasar solo el agua purificada. La presión necesaria para forzar el agua a través de las membranas es generada por una bomba, lo que permite un proceso rápido y eficiente.

El resultado es agua totalmente purificada, libre de sales y otros contaminantes. Esta agua es adecuada para su uso en todo tipo de aplicaciones, desde el consumo humano hasta usos industriales y de riego.

Lo que se acaba de anunciar ahora desde el gobierno es un pacto con la Generalitat de Cataluña, por el que, si la situación no mejora, 40.000 m3 de agua en dos barcos diarios viajarán desde Sagunt a Barcelona. ¿Qué pasará entonces en esa desaladora? Tendrá que incrementar su capacidad y tendrá que dotar con más recursos humanos a este centro de trabajo cuando se ponga oficialmente en marcha el plan para incrementar su producción para transportar agua.

Este recurso -el de transportar agua de una comunidad autónoma a otra-, ya se utilizó en 2008 ante la grave sequía que azotó Cataluña también ese año. Por aquel entonces el agua llegó de Marsella. Ahora, es el turno de Sagunto -cuya explotación comenzó en 2018-. Y como ha querido dejar claro el presidente del Consell, Carlos Mazón… "No somos revanchistas"

Y en cuanto al transporte, ¿cómo se llenan estos barcos? José Luis Hervás, experto en la gestión de recursos hídrico, explica la logística: "Desde las redes de agua cercanas a la planta, se inyecta la cantidad de agua estipulada en el tanque del barco, después el barco comienza su camino hacia el punto necesario -en este caso Cataluña- y una vez allí bombea el agua a los depósitos de Barcelona".

Ese es el proceso. Pero partiendo de esa “sencillez” a la que alude Hervás, hay también una serie de riesgos. Y eso se sabe por algo tan sencillo como los antecedentes previos. No será la primera vez que se hace algo así en nuestro país. ¿El problema? Que no existen barcos específicos para transportar agua. De hecho, habitualmente transportan otro tipo de materiales. Y eso trae consecuencias negativas, por ejemplo, "que en anteriores ocasiones hayan transportado hidrocarburos o gases, lo que ha provocado que se haya dado casos en los que ha habido que tirar el agua al mar porque quedaban restos de hidrocarburos o de los materiales que se han transportado anteriormente".