A las 7 de la mañana comenzaron los cánticos de las decenas de okupas que se habían congregado a las puertas del edificio de Caixers, 2, para evitar un nuevo intento de desalojo de la finca.

Las viviendas de la finca en cuestión pertenecen al Edificio Caixers 2, que es propiedad del fondo Good Capital Investment S.L. Este fondo de inversión compró el edificio hace varios años y elevó el precio de los alquileres de los inquilinos que había en aquel momento, lo que provocó que muchos de ellos tuvieran que buscarse otra vivienda.

Solo queda una vecina en ese edificio, Paloma, madre soltera de un menor de 16 años. El resto de las viviendas, 5 en total, quedaron vacías y con el tiempo fueron okupadas. No es la primera vez que la Policía Nacional intenta desalojar este edificio. Al menos llevan dos años con el juez intentando desalojar las viviendas okupadas.

En un giro inesperado, el desalojo ha sido aplazado a última hora, justo cuando la comitiva judicial estaba a punto de comenzar el procedimiento. Los jóvenes okupas, que desde hace meses resisten en el inmueble convertido en símbolo de la lucha por la vivienda en Valencia, han recibido la noticia con incredulidad. Y es que, la suspensión se produce tras la admisión a trámite del recurso de vulnerabilidad presentado ayer por las okupantes. Este recurso ya había conseguido suspender el primer intento de desalojo hace un mes.

Un despliegue policial sin precedentes

La mañana había comenzado con un fuerte dispositivo policial en la zona. Decenas de agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y una docena de furgones habían acordonado la calle Caixers y sus alrededores, impidiendo el paso a transeúntes y periodistas.

La tensión era palpable entre los manifestantes que apoyaban a las okupas y los agentes antidisturbios.