Se dice que un gato tiene siete vidas, y Haru gastó este miércoles, como mínimo, una de ellas. Este precioso minino de pelo largo se precipitó al vacío en un patio de luces de la calle San Luis, en barrio de Os Mallos de A Coruña, desde la ventana de su casa. Nada más y nada menos que... siete pisos de altura fueron los que recorrió a la velocidad del rayo. La dueña avisó a los bomberos y este era el momento del rescate.

El gato atravesó una claraboya que daba a un sótano y los bomberos tuvieron que meterse por el estrecho tragaluz con una escalera para poder acceder a la estancia. El animal estaba dentro, escondido en otra habitación. Magullado, pero vivo. “Estaba bastante bien para lo que suponíamos que podía estar, porque sí que tenía alguna lesión, algo de sangre”, cuenta José Rama, uno de los bomberos que intervino. Haru “se le dejó coger” a su compañero, que “es un enamorado de los gatos y tiene bastante afinidad”, lo subió y se lo entregó a la propietaria.

Ni él mismo se esperaba que el animal estuviese en tan buen estado dada la altura por la que se había precipitado al vacío “dentro de la mala suerte de caerse desde un séptimo tuvo la buena suerte de frenarse algo con los tendales y de caer en una claraboya de una especie de plástico que también lo frenó”, intuye. “Si hubiera caído en el patio, creo que hubiera tenido bastantes más lesiones”. En cuanto se completó el rescate, la propietaria de Haru lo llevó al veterinario y el saldo final fue una pata fracturada.

Vehículo especial para animales

Los bomberos acudieron a la vivienda con un vehículo especial ya adaptado a rescates de animales. Este tipo de intervenciones son más habituales de lo que pueda parecer, subraya José. “Más de lo que la gente se piensa y sí que tenemos que ir a veces a rescatar gatos que se meten en una tubería o algún perro en una zanja”

Uno de los rescates a los que se asocia es el de un gato que no puede bajar de un árbol. Y, pese al mito, llamar a los bomberos no siempre es la mejor solución: “Los ciudadanos tienen también tienen una interpretación un poco errónea de lo que hace el gato en el árbol, porque normalmente si suben suelen poder bajar”. De hecho, suele pasar que “cuando intentamos acceder a ellos, los gatos escapan y bajan del árbol”.

¿Quién paga el rescate de un gato o perro por parte de los bomberos?

Y, sea en un árbol o en un patio de luces, siempre surge la duda: ¿quién paga la intervención de los bomberos? José nos aclara que los gastos del rescate de Haru los pagará su dueña. “Normalmente la persona que avisa, si tiene seguro de casa, muchas veces le cubre este tipo de emergencias, pero sí que el Ayuntamiento emite una factura al propietario del animal y es quien se hace cargo de ese recurso que se solicita”.

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#IntervencionCoruña

?? Rescate de gato precipitado dende un 7º
?? 16.42 h
?? Rúa San Luís, 24 #Coruña
?? 2 dotacións pic.twitter.com/aGZQYy50Fe

— BombeirosCoruña ?? (@bombeiroscoruna) February 28, 2024

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En todo caso, estas intervenciones siempre son muy reconocidas por la gente. Los bomberos colgaron una foto de la intervención en la red social X y han recibido muchas felicitaciones y preguntas por el estado del afortunado animal.