Cada vez más gente acude a la Cocina Económica de A Coruña, y la entidad se multiplica para atender a todo el que necesita comida sobre la mesa. La entidad benéfica no ha cerrado ni un solo día desde 1886 y cada vez es más necesaria. El número de personas usuarias ha crecido hasta el punto que reparten 1500 raciones de comida cada día.

A las cinco y media de la mañana comienzan a calentar los fogones en este bajo de la calle Orzán. En la cocina, cuatro grandes ollas imposibles de transportar por una sola persona. Toda la maquinaria está perfectamente engrasada para poder cocinar y elaborar más de mil menús cada día. Los primeros salen a las 9 de la mañana para los repartos en los barrios.

Trabajo incansable en cadena

“Preparo, limpio, lo que haga falta, nos dice Montse, una de las cocineras. Estuvo nueve años de voluntaria y ahora trabaja en la entidad. Este jueves, han preparado “fideuá de verduras y caldo”. Nos cuenta que el trabajo se hace por turnos, “en cadena, muy organizado y cronometrado” para poder afrontar cualquier imprevisto e ir cocinando la comida del día siguiente. Tiene ya mucha práctica con ollas tan grandes, con las que “se calculan las cantidades en función de las raciones”.

En el comedor del local están las mesas puestas para recibir a parte de los comensales, que también llegan llegan a turnos. Pero también se acerca gente que recibe una bolsa con varios recipientes, porque en la Cocina Económica reparten menús para llevar a casa.

"Mis hijos no saben que vengo aquí"

En esa zona de reparto encontramos a una mujer, que prefiere no decir su nombre. Es dominicana, lleva en España desde los años 80 y trabajó en todo tipo de sectores. Hasta la pandemia no necesitó acudir a la Cocina Económica.

Trabajaba sin descanso “15 o 20 horas diarias”, pero su empresa no le pagaba y se quedó sin empleo y sin paro. Tiene un nieto e hijos que “ni saben que vengo aquí”. Reconoce las dificultades de afrontar los gastos diarios cuando "el aceite de oliva está a diez euros"

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Mucho más que cocina

Pero la Cocina Económica no solo representa comida, que ya es mucho. Tiene servicio de lavandería, ropero y botiquín con reparto de medicinas. Quien no tiene domicilio fijo pueden dejar la dirección del bajo de la calle Orzán para recibir el correo.

La entidad quiere ir a más y tenían proyectos para crear pisos sociales, pero ahora mismo el mayor milagro es poder mantener esta maquinaria en marcha porque todo se ha puesto más caro y difícil. Óscar Castro, administrador de la cocina, reconoce que “estos proyectos los tenemos metidos en el cajón”. Admite que “el día a día es bastante complicado y tener que hacer la compra para llenar nuestras despensas requiere un esfuerzo importante”.

Visita del Arzobispo de Santiago

Y si pueden seguir abriendo 24/7 es gracias al constante apoyo de la ciudadanía coruñesa. Personas asociadas, donantes, empresas o instituciones. Entre ellas, el Arzobispado de Santiago.

Este jueves, el arzobispo compostelano, Francisco José Francisco Prieto, ha conocido de cerca la Cocina Económica y ha visitado las instalaciones. Ha resaltado la intensa labor que realiza en pro de la justicia social. “Demuestra que esta mesa no conoce tiempo ni descanso sino que está abierta a quien lo necesite”, ha subrayado, al tiempo que ha querido agradecer “el servicio que presta a la ciudad de A Coruña” y “una acogida y una asistencia” que va “mucho más allá” de dar comida.