Se acerca el día de mayor emoción para personas como Maite, José y Modesto. Son tres de los costaleros que participan en la procesión de la Borriquilla, en A Coruña. Sale el Domingo de Ramos de la iglesia de la Divina Pastora, más conocida como la de los Capuchinos.

A todos los une una profunda fe, aunque cada uno llegó a estas labores litúrgicas por diferentes caminos: Cáritas, algún pariente, o simple convicción. La más veterana es Maite, que lleva “19 años oficiales y dos procesiones que se hicieron con anterioridad antes de ponernos oficialmente como cofradía con nuestro hábito y nuestra túnica”. José decidió sumarse en 2012 gracias a su primo “y desde ese día hasta hoy”. Modesto dedicó su vida a los demás después de finalizar de forma precipitada su vida laboral y lo convenció Antonio Pérez Armental, que es “muy persistente y tiene la meta de hacer un cofrade cada año”.

Meses de trabajo

El paso que saldrá este domingo, 24 de marzo a las 11h en A Coruña cada vez está más consolidado, pero detrás hay un trabajo de meses para hacerlo posible. Conseguir que salga una procesión se planifica con tiempo. Lo primero, el papeleo. “Tramitamos una petición al ayuntamiento con una memoria que se va actualizando año tras año y enviamos las invitaciones también el mes anterior”, detalla Santiago Torres, el presidente de la cofradía de la Borriquilla. La cofradía busca financiación y, para ello, vende calendarios, cruces y chapas durante todo el año. Ayudan las dimensiones de la propia iglesia

La puesta a punto de la imagen de Jesús montado en una burra es otra de las labores. Está todo el año en un altar lateral, y “se le ponen unas andas para que se pueda procesionar y se coloca ya en el altar central”. Unos 15 días antes, comienzan los ensayos para “sincronizar los movimientos”, cuenta Santiago. Es necesario saber llevar el paso y a un “ritmo adecuado”. Ayudan las dimensiones de la Iglesia, que permiten hacer un recorrido amplio en el pasillo central y practicar, especialmente, los giros.

“Ensayamos con la Borriquilla vacía, sin flores y sin adornos. Hacemos dos o tres ensayos antes de la Semana Santa y nos vemos allí en la Iglesia”, cuenta Jose. Es importante estar al día porque, recuerda Modesto, “siempre hay alguien que quiere innovar”. Levantar la imagen en algún lugar o alguna canción, cosas “que van cambiando de año a año y que siempre le dan más luz y más color a la procesión”.

¿Qué preparación física hay que tener para ser costalero?

El día de la procesión, la imagen se llena de flores y adornos “ la imagen pesa, y con el ornamento floral aún más”, resalta Maite. Para ello, hay que estar en buena forma física. Ella recomienda “algún tipo de protección lumbar, que llevemos un zapato cómodo, incluso alguna muñequera para soportar bien el peso del varal” Y, sobre todo, “ir bien desayunado, no queremos lipotimias”.

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Para Modesto, la labor “no es demasiado exigente, es algo que hacemos un señor como yo, que tiene el 55% del minusvalía, un hombre de 75 o un muchacho de 25 o 30". Las necesidades para este 2024 están cubiertas en cuanto a cofrades, aunque nunca se dice no a gente nueva. “No es que andemos sobrados, andamos bastante chiquitos y la verdad es que cuantos más costaleros haya, mejor se puede llevar el paso y más se disfruta de la procesión”, subraya el presidente de la cofradía.

La sensación "indescriptible" al ver salir la Borriquilla

Y todo esto termina entre palmas el Domingo de Ramos, entre unas 900 personas y un ambiente de total celebración. “Es muy emotiva. La entrada al templo, con la música tocando y la gente aplaudiendo al paso... es una profesión, digamos, que es muy alegre yo creo que a lo mejor es la que más se asemeja a la alegría de los habitantes de Jerusalén cuando entró Jesús en la borriquilla hace 2000 años”, valora Santiago.

Debajo de la imagen, los sentimientos se agolpan. Para Modesto, “nuestra procesión, según yo lo veo, tiene un carisma muy festivo, muy amable y muy jovial. Es diferente a las demás, no sé. Para mí es uno de los días más felices del año, sinceramente”.

Jose, por su parte, se pregunta en voz alta: "¿qué se siente a salida de la iglesia, que está repleta de gente aplaudiendo? La banda de música tocando el himno nacional.. ¿qué sentimos los costaleros a ver todo? Al ver a los cofrades uniformados con sus capas doradas, con los ramos, las palmas moviéndolas en alto. Miles de personas batiendo sus ramos. ¿Qué se siente? Pues una emoción y que pasan los años y cada vez que procesionamos sentimos lo mismo, la misma emoción que es indiscriptible”.

Maite comparte esa alegría unida a “muchos nervios, mucha emoción, quieres que todo salga perfecto, procuras no equivocarte para que cualquier pequeño detalle salga más o menos a la perfección”. Y, sobre todo “ lo que siempre pedimos, por favor, que no llueva”. Hasta ahora el tiempo ha sido, desde luego, muy benevolente: de los 21 años que se ha celebrado la procesión de la Borriquilla en A Coruña, solo en una ocasión tuvo que hacerlo dentro de la iglesia por la lluvia.