El presidente gallego y candidato a la reelección por el PP, Alberto Núñez Feijóo, podrá seguir al frente de la Xunta una legislatura más tras haber conseguido este domingo un resultado "estratosférico", como pidió en campaña.

Un apoyo mayoritario en las urnas que le permite alcanzar el récord de Manuel Fraga, su antecesor en el partido, con cuatro mayorías absolutas consecutivas, y que le abre las puertas para ir aún más allá, quien sabe si también geográficamente.

Porque con 58 años, este licenciado en Derecho nacido en Ourense se ha marcado como adversario más directo en esta campaña al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y pese a que se ha comprometido en precampaña a quedarse los cuatro años en Galicia hay quien insiste en que sus aspiraciones llegan a La Moncloa.

Lo que está claro es que esta nueva mayoría absoluta en la comunidad gallega abre un nuevo horizonte para el partido -que en el País Vasco se ha quedado con un resultado de 5 diputados- y ya el propio líder del PP, Pablo Casado, dijo en Pontevedra que confiaba en que la victoria de Feijóo volviese a "catapultar" la del PP en España.

Pero en esta campaña electoral ha sido Feijóo quien ha marcado el ritmo a Casado, con el que ha coincidido solo en dos ocasiones, y este resultado lo sitúa indiscutiblemente como el barón con más poder del partido. Uno que apuesta por la moderación, la "unidad" y por gobernar "para todos".

Ya en uno de sus vídeos de campaña Feijóo decía que tiene "más fuerza" de la que tenía el 1 de marzo de 2009, cuando consiguió su primera mayoría absoluta, y se ha centrado en destacar su gestión y su figura de manera individual, sin vincularla a las siglas del partido. "No descubro nada si digo que soy Alberto Núñez Feijóo y los gallegos saben lo que pueden esperar de mí", ha repetido en sus mítines.

Llegó a la Xunta justo después de la catástrofe del Prestige, al sustituir a Xosé Cuiña como conselleiro de Política Territorial del gobierno de Manuel Fraga en enero de 2003, y a lo largo de su carrera política ha vivido algunas de las mayores tragedias de Galicia, entre ellas la más reciente pandemia del coronavirus.

Diez años después de entrar como conselleiro en el Gobierno gallego, le tocaba afrontar como presidente el accidente del tren Alvia, el 24 de julio en el barrio compostelano de Angrois, con 80 muertos y más de 150 heridos.

La gestión ante la pandemia, que ha tenido menos impacto en Galicia que en otras comunidades, ha sido puesta una y otra vez como ejemplo por Feijóo de su compromiso con Galicia y de que sabe gobernar en época de "vacas flacas". Una crisis sanitaria que obligó a aplazar las elecciones previstas para abril y que ha planeado durante toda la campaña, sobre todo por brote surgido en A Mariña.

Atrás queda su renuncia a competir por el liderazgo del partido, una decisión que sorprendió a propios y extraños en junio de 2018, cuando se iniciaba la carrera por la sucesión de Mariano Rajoy tras la moción de censura socialista.

"No puedo fallar a los gallegos porque sería también fallarme a mí mismo", argumentó en aquel entonces, tras recordar su compromiso de cumplir su mandato en la Xunta hasta 2020, que ha prorrogado al decidir en febrero de este año volver a presentarse a unas elecciones.

Desde que en 1985 ingresó en la Administración autonómica, desarrolló una larga carrera como funcionario pasando por diferentes departamentos, como la Consellería de Economía y Hacienda, la de Agricultura, Ganadería y la de Sanidad, donde fue vicepresidente del Sergas.

En 1996 fue nombrado director general del Insalud, con José María Aznar como presidente del Gobierno, y posteriormente, en el año 2000, director general de Correos, antes de dar el salto a Galicia tres años después, tras la dimisión de Cuíña, para ser conselleiro y posteriormente vicepresidente de la Xunta. El 1 de marzo de 2009 ganó sus primeras elecciones gallegas, con 38 diputados. Hoy, después de su cuarta mayoría absoluta, su horizonte se ha ampliado: hacia la Xunta y más allá.