Giulia Testa, investigadora del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales (GIAC) de UNIR y una de las impulsoras de “Cómo dejarlo”.

El consumo de porno está muy extendido entre toda la población joven de manera general. De hecho, un 62,5 % lo consume, mientras que uno de cada tres no lo hace, según los resultados de la investigación “Juventud y pornografía en la era digital. Consumo, percepción y efectos”.

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Según este mismo informe, tan solo un 40 % de los jóvenes españoles considera que su familia le ha ofrecido una información útil o necesaria sobre pornografía y un 46 % que ha sido su centro educativo. Si tenemos en cuenta estos datos y que la edad media de inicio para el uso de pornografía es de doce años, aunque se señala la exposición ocurre a edades cada vez más tempranas, se hace más que necesaria la formación en esta materia para que tanto padres como docentes sepan cómo actuar en caso de que los niños reciban contenido pornográfico a través del móvil.

CONSUMO DE PORNOGRAFÍA

Estudios internacionales indican que entre el 5% y el 14% de los adolescentes de entre 14 a 19 años consumen pornografía de forma excesiva, compulsiva o problemática. El consumo de porno diario es poco frecuente, tan solo el 12,6 % de los jóvenes lo realiza. La mitad de los jóvenes encuestados oculta a su familia el consumo de pornografía, cerca de un 14 % no se lo cuenta a su pareja y tres de cada diez lo esconde a su entorno.

La mitad de los encuestados para la elaboración del 'Informe Juventud y pornografía en la era digital. Consumo, percepción y efectos' considera que ve demasiada pornografía, de hecho, un 16,5 % cree que le pasa con mucha frecuencia o a menudo.

Además, un 22,9 % afirma que ha intentado dejar de consumir estos contenidos sin éxito. Ya que a esta edad los niños están en pleno desarrollo neurológico y no saben distinguir del todo realidad de ficción. De hecho, el primer contacto con la pornografía a través de las pantallas puede tener consecuencias en su salud mental y bienestar emocional.

UNIR, a través de su grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales (GIAC), lleva tiempo trabajando en esta línea de investigación y en la creación del programa “Cómo Dejarlo”, orientado a jóvenes con uso problemático de la pornografía.