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Conoce la historia de porqué San Miguel de Aralar visita 180 localidades navarras

La tradición marca, que el ángel llega a la capital el lunes después del domingo in albis que es el segundo domingo de pascua

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La tradición de la llegada de San Miguel de Aralar a Pamplona es del año 1127 cuando la imagen del Ángel visitó fiesta de la dedicación de la Catedral de Santa María

Alberto Sanz
Alberto Sanz

Redactor Cope Navarra

Pamplona

Tiempo de lectura: 7'Actualizado 11:13

Aquí estamos un jueves más de folclore con el musicólogo Alberto Magan, sumidos ya en la primavera y por eso comenzamos hoy nuestro programa con el refranero navarro que en este mes de abril nos recuerda siempre la importancia de la lluvia en este tiempo para la prosperidad del campo y el sustento. San Miguel de Aralar es el protagonista de la sección de folclore en COPE Navarra.

Por ejemplo: “agua en primavera, buen otoño nos espera”. “La higa con montera, anuncia gotera”, “cuando en abril el sapo canta fuerte, lluvia promete”. “La lluvia de la primavera, alegra la panera” y así unos cuantos hasta llegar a ese de que “la primavera, la sangre altera” y como en navarra somos de sangre valiente, guerrera y leal, con este espíritu inquieto damos comienzo al tiempo de romerías y comenzarán a sucederse poco a poco por toda nuestra geografía navarra con las más variopintas, curiosas, tradiciones y ancestrales costumbres que llenan también las páginas de nuestro folclore. No olvidemos que el origen y objeto de las romerías es religioso, pero siempre contienen componentes propios de la tierra que hace que sean parte de nuestra identidad y folclore. Por eso, hablaremos de las romerías más populares y características de Navarra, pero hoy, nos vamos a centrar en el origen de estas y hablaremos sobre San Miguel de Aralar, su leyenda y su particular periplo por más de 180 pueblos.

La romería

La palabra romería viene de romero, nombre que designa a los peregrinos que se dirigían a Roma, y por extensión, a cualquier santuario.

Es una fiesta católica que consiste en un viaje o peregrinación (en carros engalanados, carrozas, a caballo o a pie) que se dirige al santuario o ermita de una virgen o un santo patrón del lugar, situado normalmente en un paraje campestre o de montaña. A veces no es necesario que sea todo un viaje, sino que la fiesta dure todo un día, una mañana o una tarde.

Las romerías se remontan a la más remota antigüedad. Los judíos se reunían o iban en peregrinación al lugar en que se hallaba el tabernáculo. Desde el tercer siglo de nuestra era, los cristianos participaron en romerías para visitar los sepulcros de los mártires. La Tierra Santa fue por mucho tiempo el objeto piadoso de estos viajes y aquí en España Santiago de Compostela.

En Navarra podemos presumir de conservar la romería más antigua de Europa, de la que hablaremos el próximo día y por supuesto las que se realizan a numerosos santuarios marianos como Ujué, Roncesvalles, El Yugo o Codés. Pero hoy, nos quedamos con San Miguel de Aralar.

Durante todo el año, miles son los peregrinos que acuden a su santuario de San Miguel in excelsis en la cumbre de Aralar. Quienes le visiten en su santuario, podrán disfrutar de su devoción, arquitectura, historia, paisajes, fauna, gastronomía, con el queso como protagonista y podrá encontrar incluso dólmenes. Pero nuestro particular angelico, que en su efigie guarda la reliquia del lignum crucis, un trocito de la cruz de Cristo, realiza estos días su particular romería. Pues él también sale de su santuario para visitar a sus devotos.

Puntual siempre, como cada Domingo de Resurrección por la tarde, la Imagen de San Miguel de Aralar, partió de su santuario a pie y con toda solemnidad, acompañado de sus devotos hasta la localidad de Baraibar. La primera de las más de 180 localidades que visitará durante su periplo. Muchas de ellas, con cita bien marcada en el calendario como ocurre con Pamplona.

La traidición

La tradición marca, que el ángel llega a la capital el lunes después del domingo “in albis” que es el segundo domingo de pascua. Allí, es recibido por la imagen del ángel de la casa misericordia y por lo general, nos trae la lluvia. Con los cientos de fieles que le esperan y un grupo de txistus, comenzarán la procesión hasta San Nicolás, primera parada de la imagen. Eso sí, al ser año par, la procesión pasará por la calle San Gregorio, reservando los años impares a la calle San Antón. Visitará colegios, parroquias e instituciones hasta que sea despedido el domingo en el puente de Miluce, previa visita al cementerio y la bendición de los campos en la Taconera tras la misa en San Lorenzo.

El inicio de esta tradición data del año 1127 cuando la imagen del Ángel visitó la ciudad de Pamplona para acudir a la fiesta de la dedicación de la Catedral de Santa María, y se fue popularizando su recorrido por los pueblos durante el siglo XVI. A mitad del siglo XIX el Santuario pierde prados y bosques por la desamortización, y ese recorrido de la imagen por los pueblos, adquiere una importancia vital para la supervivencia del Santuario. Así pues, tras dejar la capital navarra, San Miguel seguirá bendiciendo pueblos, devotos y campos durante más de dos meses. En cada localidad, agasajarán al ángel con sus mejores canciones, música, oraciones y ofrendas que sin duda serán del agrado del santo y de todos cuantos se congreguen en sus visitas.

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Dentro del folclore incluimos las leyendas propias de la tierra, por lo que vamos con la que nos habla sobre el origen de San Miguel de Aralar en la que aparece el personaje de Teodosio de Goñi. Teodosio, fue un caballero que vivió en el valle de Goñi, en Navarra, al principio de la Edad Media entre finales de siglo vii y principios del VIII, que fue buruzagi que significa jefe, en euskera, de la comarca.

Este personaje está ubicado entre la historia y la leyenda, y fue el fundador del Santuario de San Miguel de Aralar. Siendo su existencia cierta, es el origen de su fundación el que toma carácter mítico ya que en torno a esto existe una leyenda que debió tener lugar en entorno al año 707 y en ella aparecen personajes mitológicos.

Los historiadores más antiguos del Reino de Navarra no fijan como origen del santuario de Aralar a la aparición del arcángel San Miguel a Teodosio de Goñi.

Este argumento cobra cuerpo en el siglo XVIII con una obra del padre Tomás de Burgui y un siglo más tarde, de la mano del novelista Francisco Navarro Villoslada que recrea la leyenda de una forma muy romántica en su novela, creo que conocida por todos: “Amaya o los vascos en el siglo octavo”, que además luego, el maestro Guridi convertiría en ópera.

Esta historia como digo, no deja de ser una leyenda, fruto del alma y sentimiento popular navarro. La leyenda suele tener varios componentes: uno es el bíblico, la parte del combate de San Miguel contra el demonio; luego tiene unas capas históricas, donde aparece Teodosio de Goñi, que con toda probabilidad podríamos estar hablando de García Arnault de Goñi, que era el caballero que impulsó una reedificación del santuario con la ayuda del pueblo; y luego todo el elemento legendario y fervoroso de las ayudas que ha ofrecido San Miguel a sus devotos.

Vamos a echar un poco de imaginación y vamos a retroceder hasta el siglo VIII para meternos de lleno en la historia.

En Navarra, en el año 707, vivía en el valle de Goñi, un caballero llamado Teodosio, casado con Constanza de Butrón.

Poco después de casarse, Teodosio tuvo que abandonar su casa para dirigir la lucha contra los árabes. Constanza quedó sola en su casa.

Cuando Teodosio volvía victorioso a su castillo, se le apareció el diablo disfrazado de Basajaun, (personaje de la mitología vasco navarra y que era el señor del bosque donde habitaba y en el que ayudaba a los pastores) Éste, le hizo creer que su mujer le engañaba con un criado.

Teodosio, fuera de sí, se lanza a galope hacia su casa. Al amanecer penetra en ella y se dirige decidido y enfurecido a su habitación matrimonial con la espada desenvainada. Entra en la alcoba y apuñala retiradamente a las dos personas que dormían en su lecho, convencido de que eran su esposa y el amante de ésta.

Creyendo haber vengado el agravio, sale de casa y, sobrecogido, se encuentra con su esposa que salía entonces de misa. Aterrado, conoce de los labios de su esposa que quienes dormían en su cama y a quienes había asesinado eran sus padres, pues Constanza los había invitado a vivir con ella durante la ausencia de Teodosio. Atemorizado por el crimen, va a Pamplona a pedir perdón al Obispo, quien, horrorizado, le envía a Roma para que sea el propio Papa quien le absuelva de su pecado y le imponga la penitencia oportuna. Teodosio, arrepentido, va de peregrino a Roma y el Papa le dicta como penitencia a vagar por las tierras de Aralar con unas pesadas cadenas atadas a la cintura, hasta que el desgaste acabara por desprenderlas. Esto sería el signo inequívoco del perdón divino.

Sigue la leyenda, hablando de la existencia de un dragón que vivía en una de las numerosas simas de la sierra de Aralar. Éste, solía atacar a los pastores y aldeanos de las cercanías de Larraún.

En aquel momento, entre gran estrépito, apareció el Arcángel, quien mostrando la cruz sobre su cabeza venció y mató al dragón al grito de ¡Quién como Dios! ¡Nadie como Dios!

Una noche, en medio de una inmensa tormenta, Teodosio escucho unos espantosos estruendos dentro de una cueva, y allí apareció el dragón amenazando con devorarlo. Teodosio, indefenso, cayó de rodillas e imploró la protección de San Miguel, exclamando ¡San Miguel me valga!.

En aquel momento, entre gran estrépito, apareció el Arcángel, quien mostrando la cruz sobre su cabeza venció y mató al dragón al grito de ¡Quién como Dios! ¡Nadie como Dios!

En aquel mismo momento, Teodosio quedó libre de las cadenas. Ya libre volvió a su casa de Goñi donde le esperaba su esposa. Y ambos, agradecidos a Dios, erigieron un santuario al Arcángel en lo alto de Aralar, al que llamaron San Miguel in Excelsis.

La tradición popular mantiene que la efigie de madera del Arcángel –hoy recubierta de plata sobredorada- que se venera actualmente en el Santuario, fue dejada por San Miguel en su aparición. Ésta, contiene una reliquia de la cruz de Cristo.

También se dice que las cadenas que permanecen colgadas en el exterior de la capilla son las que llevó Teodosio y además, cuenta la tradición oral, que el Santuario está levantado sobre la propia sima donde vivía el dragón. Ésta, se comunica con el templo, a través de un pequeño hueco existente a la derecha del altar.

Bonito recuerdo

Preciosa e interesante leyenda que da gusto recordar y que cuantas gentes no habrán contado a sus hijos y nietos con orgullo a lo largo de los siglos. Pues ojalá que no la olvidemos, como todas nuestras costumbres y ojalá que en Navarra siempre sigamos protegidos y bendecidos por San Miguel, que con sus alas y como ministro de Paz que es, lo tenemos siempre a nuestro alrededor protegiéndonos, pues él cuida igualmente y pone paz, en todos los sitios, incluso en los lugares donde ignoran nuestra historia y tradiciones y no le quieren recibir.

Así que, buen viaje San Miguel por tu Navarra y como dice la canción: Miguel, Miguel, arcángel Miguel, guardad, guardad a este pueblo fiel.


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