EH Bildu ha acaparado unos cuantos titulares en las últimas horas. El partido de referencia de la izquierda abertzale ha sido protagonista por su buen resultado en las últimas elecciones vascas, ya que se consolida como la oposición en Euskadi. Entre los 22 diputados que representarán a la formación en la próxima legislatura, hay tres que han llamado poderosamente la atención: Arkaitz Rodríguez, Iker Casanova e Ikoitz Arrese.

El porqué radica en que todos ellos formaron parte de la banda terrorista ETA en el pasado. Y, por consiguiente, un paso por prisión de 20 años: el tiempo en la cárcel resultante, en total, de cada una de las condenas que tuvieron que cumplir Rodríguez, Casanova y Arrese en su momento. Estos fueron los motivos que llevaron a cada uno a la cárcel.

Arkaitz Rodríguez

Se trata del líder del partido heredero de Batasuna, Sortu. Rodríguez coincidió con su responsable y actual compañero de partido, Arnaldo Otegi, en la cárcel de Logroño. Fue detenido en 2009 por pertenecer a ETA (con motivo del caso Bateragune) y pasó seis años en prisión. Salió de ella en 2015 y fue elegido secretario general de Sortu a finales de 2017. Al lograr escaño con Bildu ahora, formará parte por primera vez del Parlamento vasco.

Partidario del fin de la violencia de ETA, restó importancia a las pintadas que aparecieron durante junio en las sedes de varios partidos políticos vascos, a favor del etarra Patxi Ruiz.

Iker Casanova

También fue condenado por pertenencia a ETA. En su caso, por el sumario 18/98 contra varias organizaciones del entorno de la banda y por un período de 11 años. Salió de prisión en 2011 y se convirtió en parlamentario vasco en 2014, lo que le granjeó numerosas críticas.

Fue en septiembre de 2002 cuando el juez Baltasar Garzón aplicó la condena de Casanova, que la cumplió en Villahierro (Mansilla de las Mulas, León). Fue uno de los responsables de Ekin, que organizaba las manifestaciones en apoyo a ETA, en Vizcaya.

Ikoitz Arrese

En la teoría, no fue condenado por pertenecer a ETA, sino a Segi, cantera de la formación terrorista e ilegalizada por el Supremo (era una facción especialmente radical, que animaba a utilizar la violencia armada de forma “necesaria e irrenunciable”). En la práctica, formar parte de una banda terrorista fue el motivo de su entrada en prisión. Apenas permaneció un año y medio en ella: fue detenido el 22 de octubre de 2010 en una operación contra 14 miembros de Segi y obtuvo la libertad en marzo de 2012.