Ridouane Chakouch abandonó su pueblo bereber hace 23 años en busca de un futuro mejor. Como polizón de un barco llegó a Euskadi. Sin idioma, sin formación. Cuando la inmigración llegaba con cuentagotas a nuestra comunidad.

Fue muy difícil el aterrizaje, pero Ridouane tiene palabras de agradecimiento para los vascos, le ayudaron a integrarse y hoy es presidente de Agharas, una asociación que da soporte a los migrantes en Barakaldo (Bizkaia).

Los dos lastres de los migrados

Le preguntamos sobre los dos males que algunos discursos achacan a la inmigración: que vive de las ayudas y que genera inseguridad.

Sobre esta última asociación Ridouane lamenta que es un "error" vincular al "pobre" con la delincuencia. Y advierte de que esta "Euskadi envejecida" necesita a los migrantes, "que son cada vez más jóvenes", como "mano de obra".

"Que haya migrados es una oportunidad para Euskadi, pero los que venimos somos personas y hace falta que haya una acogida digna", reclama quien se vió en esa situación y ahora se dedica a tejer esa red de apoyo.

Sobre la idea de que los inmigrantes viven de las subvenciones públicas, Ridouane lo rechaza en base a "los datos de Ikuspegi" tras señalar que "no es tan fácil" acceder a ellas.

Una nueva migración

Al próximo Gobierno vasco le pide más facilidades para la "integración" de los migrantes, no cuestiona la política actual, pero señala que hay "pasos" pendientes como es el acceso a la vivienda, más difícil si cabe para este colectivo.

Para Ridouane el nuevo lehendakari debe apostar por una "política de convivencia que de un luigar en Euskadi a esa nueva migracion".

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¿Cómo era la política hacia los inmigrantes hace 23 años? Nos dice ensombrecido que los discursos del odio han crecido y aun y todo la convivencia es "buena". Puedes escuchar la entrevista completa realizada por Nahia García pinchando AQUI.