La gruta de Lourdes Txiki en San Sebastián, una réplica del famoso santuario francés, es un "pequeño tesoro" de peregrinaje y oración que tiene 120 años de historia. Ubicada a pocos metros de comenzar el ascenso al Monte Igueldo, junto al restaurante Rekondo, se encuentra en un paraje "bucólico", con gran vegetación y un pequeño manantial, "conocido y desconocido" a partes iguales por donostiarras y visitantes.

Fue un grupo de religiosos Dominicos franceses, expulsados de su país por las leyes anticlericales, los que construyeron a principios de siglo XX esta capilla para el alumnado del colegio Captier que habían fundado allí. En 1933, tras su marcha, los hermanos Franciscanos Capuchinos se hicieron cargo de esta gruta hasta que en la década de los años 50 pasó definitivamente a cargo de la parroquia de San Sebastián Mártir del barrio del Antiguo de San Sebastián.

Su párroco, Iñigo Mitxelena, nos cuenta en Cope Euskadi que se trata de un lugar "conocido" por muchos donostiarras pero también "desconocido" para los visitantes que cuando vienen por primera vez se llevan una "gran sorpresa" de encontrar esta gruta.

Iñigo Mitxelena nos cuenta que el "verdadero milagro" que ocurre tanto en Lourdes Txiki como en el santuario de Lourdes es que la gente que las visita muchas veces "lo hace angustiada y preocupada" y regresa en cambio "con una enorme paz y tranquilidad". Añade que en Lourdes Txiki la presencia de la Virgen como madre resulta "muy consoladora" y asegura que el milagro es "cómo el corazón de las personas se transforma en ese lugar"

Debido al interés de fieles y visitantes, la parroquia del Antiguo ha ampliado el número de misas. Antes únicamente se celebraba la Novena de la Virgen de Lourdes nueve días antes de la festividad, el 11 de febrero, en la que se rezaba el rosario y la oración de la novena y se celebra también misa durante esos nueve días pero ahora Lourdes Txiki acoge una misa por la tarde todos los días 11 de cada mes durante todo el año.