El teatro Romea de Murcia está rodeado de múltiples leyendas y de trágicos acontecimientos que le persiguen desde su fundación. En COPE Murcia, el cronista oficial de la ciudad, Antonio Botías, nos ha hablado de algunos hechos históricos que afectaron a este recinto.

El teatro Julián Romea nace de una reconstrucción. Con el paso de los años ha ido cambiando de nombre. Primero, allá por 1862, se llamó teatro de Los Infantes, unos cuantos años después se denominó teatro de la soberanía popular y finalmente, ya comenzado el siglo XX, recibió el actual nombre de Teatro de Julián Romea, en honor al insigne dramaturgo.

Los incendios

A lo largo de su historia ha sufrido dos incendios. Uno de ellos a finales del siglo XIX, que solo causo daños materiales, y un segundo, más grave a principios del pasado siglo, donde falleció un joven. Al parecer, y según las crónicas de la época, este individuo salió del local y volvió a entrar a recuperar su cartera y le cayó encima el techado.

Todo ello nace de una leyenda popular vinculada a los dominicos. Al levantarse el teatro sobre terrenos de esta orden eclesiástica, sus componentes fueron expropiados de los mimos. Por ello, y según la leyenda, anunciaron que habría tres incendios en ese lugar. El último se produciría cuando el teatro estuviera lleno y morirían todas las personas. Por este motivo, existe una silla negra en el teatro Romea para que nadie se siente en ella y nunca pueda estar lleno. Como curiosidad, en el segundo incendio, la obra que se representaba se titulaba“El calor del fuego“ o algo similar.

Por este teatro han pasado los mejores actores y actrices del teatro mundial. Existen tres bustos en su fachada en honor a Liszt, Beethoven y Mozart. Y algunos curiosos que pasan por delante suelen preguntar ¿Quiénes son esos murcianos ilustres?.