El terremoto de Haití provocó 300.000 muertos, 400.000 heridos y un millón y medio de personas sin hogar.

Durante todo este tiempo Manos Unidas ha estado allí, trabajando en la reconstrucción de un país con el que tiene un especial compromiso desde muchos años atrás. Lucas Bolado, coordinador de proyectos de Manos Unidas en Haití, ha explicado en 'El Espejo que no podemos olvidar que antes de esta catástrofe Haití ya era un país muy pobre, en el que la ONG ya venía tiempo desarrollando proyectos.

En los últimos diez años han apoyado 15 proyectos, sobre todo centrados en impulsar iniciativas agrícolas, educativas y sanitarias. "Estamos muy orgullosos que cómo funcionan nuestros proyectos -ha dicho el técnico de Manos Unidas-, pero la solución global no está en la mano de las organizaciones de la Iglesia, sino del compromiso internacional de los gobiernos que deberían tomarse en serio el desarrollo de Haití".

Lucas Bolado ha explicado que en Haití se dan una serie de factores que lo ponene en situación de crisis casi permanentemente. "Tenemos vulnerabilidad ante los huracanes; hay sequía, deforestación... Actualmente el 40% de la población está en una situación de crisis alimentaria y la crisis sociopolítica que atraviesa el país ha provocado que aumente la inseguridad en las calles.

Ante esta situación, además de los proyectos que Manos Unidas venía apoyando, últimamente han puesto en marcha una ayudas de emergencia como la que ha hecho posible que el Hospital Pediátrico de Puerto Príncipe siga funcionando: "No tenía recursos para pagar la gasolina de las ambulancias, ni para invertir en seguridad y evitar los robos de equipos medicos".

Diez años después del terremoto que asoló el país, todavía queda mucho por hacer para que el país y las infraestructuras básicas funcionen con normalidad. Desde Manos Unidas se reclama mayor compriomiso institucional.