Al misionero comboniano Juan González Nuñez le hemos escuchado más de una vez en COPE. Entre otras cosas porque ha sido director de la revista Mundo Negro y asistente general de su congregación. Pero en realidad, con idas y vueltas, ha pasado la mayor parte de su vida en Etiopía, un país que lleva en el corazón, y al que ha dedicado varios libros.

Ahora tiene 76 años, y parecía haber encontrado por fin la estabilidad en una misión entre los “Gumuz” etíopes, que le daba grandes satisfacciones. Pero la aventura continúa. La Iglesia le ha pedido “salir” de nuevo. Esta vez para ser administrador apostólico de la diócesis de Hawasa, la más grande y con mayor número de católicos de todo el país.

En un mensaje enviado a Obras Misionales Pontificias, Juan González recurre precisamente al lema del DOMUND 2020: “Aquí estoy, envíame”. Recuerda que en 1964 dejó el seminario de Orense para ingresar en los Combonianos: “me moría por ser misionero y soñaba con las selvas y desiertos africanos”. Pero no basta con decir sí cuando se arranca para misiones, ese es solo el punto de partida.

Y lo mismo que les pasaba a los profetas, el misionero quiere a veces escapar de Dios, y protesta, aunque sigue adelante. Reconoce Juan que hay veces en que la vida misionera ha encajado con lo que él había soñado, con sus imágenes; pero hay otras en que uno siente la tentación de plantarse y decir: ‘No, mira, Señor. Lo siento, pero esto no es para mí. Pídeselo a otro”. Seguramente es lo que él ha pensado en un primero momento, cuando le acaba de llegar este último encargo.

Ahora se asoma a su vida misioneraotro de esos momentos cruciales. Aquel misionero que soñaba con selvas y desiertos entiende ahora que con sus propias fuerzas no puede echarse a la espalda este nuevo servicio. Sólo puede hacerlo poniendo su confianza en Jesús. Y es que sólo en su nombre se entiende todo lo que ha realizado en su vida.