Queremos comenzar esta semana, que culminará con la celebración del DOMUND, participando en la alegría de toda la Iglesia por la liberación del padre Pier Luigi Maccalli, misionero de la Sociedad para las Misiones Africanas, que había sido secuestrado en Níger el 17 de septiembre de 2018.

El Superior General de su Congregación, Antonio Porcellato, ha manifestado que nunca perdieron la esperanza, y que ésta se había renovado en las últimas semanas tras el cambio de gobierno en Mali y la noticia de que había contactos con los grupos yihadistas de la zona. Se ha referido a la profunda fe de la familia del P. Maccalli, que cuenta con otro misionero, una fe que sin duda le ha sostenido en estos dos años de cautiverio.

Es un hombre acostumbrado a África y conocedor de sus dificultades, de la vida enel desierto; sus compañeros piensan que en los largos días de espera, la oración le ha sostenido, como también la memoria de la Biblia y de los salmos. El misionero logró hacerse un rosario con cuerdas, seguramente el rosario es lo único fácil de hacer, incluso para mantenerlo fuera de la vista de sus captores de alguna manera. “Creo que ha representado una presencia alentadora también para los demás a su alrededor", añade el superior de la Sociedad de Misiones Africanas.

El P. Maccalli, Gigi para sus amigos, siempre ha estado especialmente cerca de los pequeños, de los que más lo necesitan. Primero en Costa de Marfil con los niños discapacitados, después en Bomoanga, en Niger, un lugar especialmente difícil, donde trabajaba con los niños en las escuelas, y con las mujeres en las huertas, como medio de vida.

Es una persona generosa, emprendedora y organizadora que sabe cómo movilizar a los demás. Hablamos de Pier Luigi Maccalli, pero en cierta forma es un retrato de tantos hombres y mujeres que plantan la semilla del Evangelio por el mundo, en medio de dificultades y peligros que no alcanzamos a imaginar. Porque han encontrado el tesoro de la vida, y desean darlo a conocer al mundo entero.