El coronavirus está dejando mucho dolor y tristeza en todo el mundo. Pero esta crisis nos está enseñando muchas cosas, como demuestra el testimonio de un sacerdote madrileño. Está ingresado por coronavirus, y habla de todo lo que está descubriendo a través de la enfermedad

Juan Carlos Merino es vicario episcopal de la Vicaría VII de Madrid, y ha enviado un mensaje desde su cama del hospital, todavía conectado a un respirador. En estos momentos "tengo que estar sin moverme ni hacer ningún tipo de esfuerzos", pero "son momentos para vivir desde el altar de mi cama las grandes verdades que me sostienen".

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Juan Carlos reconocer que se ha descubierto muy débil: “por mí mismo no puedo darme la vida, ni la salud, ni mejorar mi estado de ánimo”, y eso le hace saberse constantemente necesitado, pero al mismo tiempo reconoce que esto es una gran gracia: “Soy necesitado de otros, del Otro (con mayúscula)”.

Dentro de esa debilidad Juan Carlos está experimentando un amor que le hace fuerte: es el amor de Uno que se hizo débil, que comparte todo lo que está pasando, que entregó la vida por todos, el amor de Cristo, que le llama a prolongar ese amor como siervo suyo. Este vicario episcopal de Madrid afirma desde su cama que se siente sostenido por la oración de muchos hermanos, y sostenido por la fe de la Iglesia. “Vuestra fe es consuelo para mí, escribe, una lámpara que me ilumina para seguir entregando mi vida para que sigáis creyendo”.

Y concluye su mensaje proclamando el regalo y la maravilla que supone pertenecer a la Iglesia: “estar en comunión de verdad unos con otros, agarrados a la mano de Nuestra Madre del Consuelo, que nos lleva”.