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¡¡¡Muy, muy buenos días España!!! Pues ya está aquí el Adviento, hoy se enciende la primera vela de la corona y en 22 días es Nochebuena. Qué barbaridad, que a estas alturas las amas de casa ya sabemos qué va a la mesa y quienes vienen a cenar. El tiempo es frío y lo seguirá siendo. Jorge Olcina o ratificaba.

Es también fiesta de San Francisco Javier, ese español valiente que en el siglo XVI tuvo las narices de llegar hasta China. Amigo queridísimo de Ignacio de Loyola, este navarro incombustible recorrió 120.000 kilómetros en una época en que la mayor parte de la gente no salía de su pueblo.

Y un recorrido tan laborioso como el del navarro lo hizo una muchacha de Valladolid que nació en la posguerra de 1939 y llegó a lo más alto en su carrera de actriz. Ayer te dábamos la noticia de la muerte de Conchita Velasco, como la llamaba mi abuela Pilar.

¿Adónde vas abuela, le preguntábamos? Al teatro, a ver a la artista Conchita Velasco.

La suya es una biografía río, de esas que recorren la historia del siglo XX de nuestro país. La niña que quiso ser bailarina, hija de militar franquista y madre republicana y muy creyente, se enfrentó a los prejuicios de la época para dedicarse a los escenarios. Empezó en el flamenco con Manolo Caracol y Celia Gámez y pasó al cine de la época con Tony Leblanc. Lanzada al estrellato con la canción La Chica Yeye de Augusto Algueró, se convierte en cantante y graba ocho discos con la compañía Belter.

En el espectáculo y el teatro Conchita Velasco lo fue todo y en el cine, de la mano de Mariano Ozores, José Luis Sainz de Heredia y Pedro Lazaga, cubre toda una etapa popularísima. Compañera de pantalla de Manolo Escobar y de todos los grandes, desde Alfredo Landa hasta José Luis López Vázquez, su trayectoria es indispensable para entender la cultura del tardo franquismo.

En la Transición da un salto a papeles más serios, con grandes éxitos como La Colmena de Mario Camus o Esquilache, de Josefina Molina, y en la televisión lo hizo todo, desde el papel de Santa Teresa en una serie histórica hasta hacer de presentadora. En 2012, y tras una cicatería inexplicable de los premios Goya, muy nuestra, recibe el Goya de Honor a toda su trayectoria.

Para entonces ya era Concha Velasco o incluso, como dicen los periódicos, doña Concha. Una mujer de izquierdas y católica, devota del Papa Francisco. Yo me quedo con la prostituta buena que interpretó con Pepe Sacristán en La Colmena, la película favorita de mi padre. Cuando ambos pasean por un parque del Retiro helado y pasan junto a una cohorte de huérfanos rapados al cero. Era la España de la miseria e interpretaban a la puta buena y el escritor muerto de hambre. Sacristán sacaba ayer un rato de su luto para hablar con nosotros.

La capilla ardiente se llenó de gente en el teatro de la Latina, por la tarde, encabezada por sus queridos hijos, Manuel y Paco, y no dejó de tener su trágico punto español, con abucheos al presidente Sánchez, que tuvo el detalle de acercarse a despedir a la actriz, e imprecaciones de Marisa Paredes, que exigía que se fuese la presidente de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. ¿Cuándo conseguiremos entender que las autoridades nos representan a todos, y que una cosa es la política y otra el luto y el respeto? Hoy a las doce se celebra el funeral en la catedral de Valladolid, presidido por el arzobispo, Don Luis Argüello, y después esta gran católica, que todos los días rezaba un padrenuestro y que ha muerto confortada por los santos sacramentos, reposará con Zorilla, Miguel Delibes o Rosa Chacel en el Panteón de Personajes Ilustres del cementerio del Carmen de la capital pucelana.

Gracias Conchita, por conmovernos y alegrarnos, por una vida llena de belleza.

Esperpento en Ginebra

Y el teatro nacional tuvo ayer otro esperpento en Ginebra. Un salvadoreño ha sido el elegido por el PSOE y Junts como verificador en las negociaciones en que Pedro Sánchez recibe apoyo para su Gobierno y Carles Puigdemont exige a cambio su caminito hacia la independencia.

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Según los papeles, ayer tenían que haber abordado los primeros pasos para un referéndum y para que Cataluña se quede con todos los impuestos que recauda, pero ignoramos lo que ha ocurrido porque no nos han dicho ni mu. Santos Cerdán, el fontanero de Sánchez, respondía a los periodistas en el aeropuerto y les decía que nos darán una nota para explicarnos alguna cosa.

Así que poco más te podemos decir. En tu condición de súbdito te toca esperar. Ni el parlamento, ni el jefe del estado, ni el resto de las instituciones saben nada más de esta negociación que controla Sánchez y en la que se decide nuestro destino.

Entretanto, puedo decirte alguna cosa del mediador, Francisco Galindo Vélez, de 68 años. Se trata de un diplomático salvadoreño que ha sido embajador en Francia y Colombia. En su país defendió a ultranza el proceso de paz entre el Gobierno de El Salvador y la guerrilla del Frente Martí para La Liberación Nacional y cuando el FMLN ascendió al poder fue designado por el presidente Funes como embajador en París, que fe su mejor momento profesional.

Cuando Funes cayó, destituido por corrupción, este señor dejó la legación en Francia. Enviado entonces a Colombia, defendió también la firma de los acuerdos de paz entre las FARC y el presidente Santos. Actualmente, ya más retirado, es cónsul de El Salvador en Colombia. Es culto, bien conocido en los ámbitos de las negociaciones de paz y el típico hijo de la familia dirigente de las clases sudamericanas. De una familia con escritores e intelectuales, políticos y mandatarios, su padre, Reinaldo Galindo Pohl, fue un jurista de prestigio, y uno de los padres de la Constitución salvadoreña de 1950. Miembro de la masonería en la Logia Resurrección Número 10 de San Salvador, abogó activamente por laicidad de la enseñanza.

Pues nada, a espera el comunicado que quiera darnos Sánchez. Como es lógico, la gente está disgustada. Hoy convoca nueva manifestación el Partido Popular en Madrid, junto al Templo de Debod del Parque del Oeste.