"Bienvenidos a este programa que hacemos en Valencia, desde la calle Maestro Rodrigo y frente al esqueleto del edificio completamente quemado.

Es 24 de febrero de 2024 y el día de las autopsias. Nueve cadáveres están siendo investigados en el Instituto Universitario Anatómico Forense y esperan ser identificados gracias al ADN proporcionado por sus familiares.

Hace un viento ligero y frío en esta mañana donde el sol irá calentando hasta alcanzar los 18 grados en la tarde. Las fuertes rachas vividas el jueves y el viernes y que aventaron las llamas con fiereza podrían repetirse a lo largo de esta jornada y la Agencia Estatal Meteorología ha activado una triple alerta amarilla en las provincias de Alicante y Valencia hasta las 14:00 y en Castellón hasta las cinco de la tarde.

Huele intensamente a neumático quemado

Y se pisa por encima de una alfombra de metal y una suerte de ovillos negros, entre cristales. Es la llamada lana de roca, el material aislante de los pisos. No queda fachada en el edificio, está todo por los suelos. Los vecinos explican que el viento arrojaba las placas de aluminio incandescente, que cortaban como cuchillos, y dañaron incluso la colchoneta hinchable de los bomberos.

Desde donde nos encontramos se ven las terrazas desde las que personas desesperadas, como Amar y su novia Sara, que permanecieron dos horas y media hasta ser rescatados por los bomberos, usaron las linternas para intentar llamar la atención de Lola, que los veía impotente desde su terraza. En unos instantes vamos a hablar con esta señora que hace dos noches que no duerme después de lo que ha visto.

La circunstancia de que el fuego se desatase en el octavo, a las cinco y media de la tarde, cuando muchos niños estaban en el parque y aún no habían regresado a casa y la mayor parte de los vecinos seguían en el trabajo evitó que 450 personas muriesen.

Son 138 pisos los que han ardido y entre las historias más conmovedoras la del matrimonio que estaba de baja por paternidad y que por esa razón se encontraba en casa. El bebé de quince días y el niño de dos años requerían toda la atención y, al desatarse las llamas, padre y madre se recluyeron con ellos en el cuarto de baño y aislaron con toallas el quicio de la puerta. Ella telefoneó a su madre y el humo los asfixió mientras se despedían. Estuvieron hablando hasta que la señal se cortó. La angustia de la escena es difícilmente abarcable. Hemos hablado con los familiares, pero no han reunido fuerzas para entrar en antena.

La conmoción se siente a cada paso

Nada pudo hacer en este caso Julián, el portero, que recorrió a pie la escalera tocacindo en todas las puertas que pudo y que, con la administradora del inmueble, que también estará en Fin de Semana, emprendió la tarea de recopilar todos los teléfonos y llamar uno por uno a todos los inquilinos.

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Empieza ahora el trabajo de los técnicos y peritos y se avecinan largos y difíciles pleitos para Mapfre, que tenía asegurado el inmueble y para los responsables de una construcción que se vendía con un inmueble de lujo y que ha ardido en apenas veinte minutos. Seiscientos mil euros costaban estos pisos que ardieron de un modo extraño. En lugar de progresar de dentro a fuera, el fuego prendió por el exterior, de modo que atrapó a muchos vecinos que siguieron las reglas clásicas de apartarse de las escaleras.

Hay conmoción en este barrio de grandes avenidas y edificios altos, nuevos, desarrollados al calor del antiguo Campanar, la barriada histórica de casitas de pueblo y portales historiados que hoy conserva un encanto especial.

Mucha presencia policial aún, desatada entre otras cosas por la visita ayer de Pedro Sánchez, que exigió despejar por completo los alrededores y que incluso obligó a los periodistas a abandonar la zona y los pisos aledaños.