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De Erasmus… ¡en Marruecos!

El país vecino ofrece una oferta cultural muy amplia y programas educativos de nivel donde enseñan profesores marroquíes y de otras nacionalidades

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@Bmesacope

Corresponsal en el norte de África

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 13:53

Las principales capitales europeas han venido siendo el lugar de asueto de estudiantes españoles para realizar el programa de ERASMUS, en especial, Italia o Inglaterra. ¿Qué ocurre cuando las líneas sobre el mapa en lugar de discurrir hacia el norte giran hacia el sur? pues que se encuentran países de confesión islámica como Marruecos que con el tiempo se está dejando de mirar desde el prisma de la «superioridad occidental» y, por tanto, empieza a  reflejar las realidades de otro cualquier lugar europeo u oriental, en donde se mueven corrientes conservadoras, progresistas o laicas. Todas caben sin excepción. 

Rabat, la capital, es hoy centro neurálgico administrativo y pista de aterrizaje de agencias internacionales, embajadas de todo el mundo, organizaciones y estudiantes internacionales. De hecho, cada año acuden más españoles de diferentes disciplinas dispuestos a compartir un intercambio con estudiantes marroquíes y de otras procedencias. « ¿A dónde vas, a Marruecos?, exclaman extrañados los amigos de Gonzalo, cuando anunció su nuevo destino de Erasmus Plus. «Entienden que vayas de vacaciones una semana pero no para seguir estudiando», explicó en Cadena Cope el joven Gonzalo, estudiante de Relaciones Internacionales, quien está viviendo una inédita experiencia en un país que debe salir de los profundos estereotipos porque en él se instalan todas las ideologías y conductas posibles. Las alusiones clásicas al trato de la mujer musulmana y su exclusión, a las bolsas de pobreza, al camello y el té, el consumo de hachís ciegan otras múltiples realidades que se vislumbran en un país emergente. Éste, con grandes asignaturas pendientes en el campo de los derechos humanos o de una mejor gobernanza pero con una voluntad irrefutable de la sociedad a seguir avanzando. 

Así, el país vecino de España ofrece una oferta cultural muy amplia y programas educativos de nivel en donde enseñan profesores marroquíes pero también de otras nacionalidades. La Universidad Internacional de RABAT (UIR) es modélica, en este sentido, porque brinda a los estudiantes una formación global que contiene elementos de antropología, sociología, la lengua árabe, entre otros. «Mira, Marruecos se estudia de manera monolítica, pero hay muchos Marruecos, y entre todos esos, aparece Oriente, Europa y África, Impresiona», afirmó Ana, joven de 24 años, de Salamanca, que temió al principio de su estancia sufrir un «choque cultural» o también sentir los miedos vertidos a través de los medios de comunicación sobre las inseguridades a raíz del extremismo violento, la criminalidad, etc…pero Marruecos «no debe ser fuente del miedo» como no lo deben ser otros países con altos índices de delincuencia o de violencia machista—véase España—. 

Golpeado por su sombras pero también abrazado por sus numerosas luces, se necesita un acercamiento sin barreras culturales o de otra naturaleza: «puedo entender lo que piensan algunos amigos pero eso es falta de conocimiento e ignorancia», matizó Gonzalo quien se sorprendió por la cantidad de minifaldas que se prodigan por las calles del país. Este es también Marruecos, mujeres envueltas en velos y iellaba frente a los pantalones estrechos y pelo alborotado. Todas ellas quedan diseñadas en el paisaje diario de Marruecos. «Lo que viene a ser mujeres normales», comentó otra española, Ruth, de la Autónoma de Madrid, a quien más de un joven marroquí le ha cocinado en su casa. «Tenemos la impresión que los hombres no cocinan o no limpian pero las nuevas generaciones están cambiando comportamientos y patrones establecidos por sociedades patriarcales como ésta» añadió. 

La movilidad de los estudiantes con países como Marruecos permite no sólo un cambio geográfico sino también una transformación intelectual y espiritual de los jóvenes porque «no sólo se traslada físicamente una persona, sino su interior para absorber lo más positivo del país de destino» declaró en declaraciones a la Cope, Hakima Fassi-Fihri, directora de Relaciones Internacionales de la UIR. 

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