Toses, estornudos, atrancamiento de la nariz, mucosidad… alergia, en definitiva. nada nuevo pero siempre molesto, para qué negarlo. Este año, al parecer, se está dando con especial virulencia y eso nos ha llevado a preguntarnos varias cosas: ¿hay más bichos que otros años, y más polen? ¿Estamos más desprotegidos o somos más vulnerables? Respondemos a las dos primeras preguntas con Santiago Soria, doctor ingeniero de Montes, quien afirma que "hay más polen" ya que "las condiciones primaverales han sido fabulosas, con lluvias y sol intermitentes, fenomenal para las plantas, y a su vez el tener que estar confinados por el coronavirus ha hecho que los jardines tengan un mantenimiento solo de supervivencia, con lo que muchísimas hierbas han llegado a florecer y llenar de polen la atmósfera".

Nuestra segunda duda era sobre si hay más bichos que otros años o es apreciación nuestra, porque claro, contarlos es misión imposible. Pues resulta que hay más porque hemos tenido lluvias y sol durante toda la primavera y eso favorece todos los ciclos biológicos. Además no se ha actuado sobre los montes y caminos con la rigidez habitual. Eso ha hecho, según explica Soria, que "muchas hierbas que antes no solían crecer ahora han crecido y, por tanto, "os insectos que viven sobre ellas han podido completar sus ciclos y salir a volar siendo adultos. Hay más insectos pero prácticamente todos son inofensivos".

Ya hablando sobre los bichos, tenemos los que más alergias dan: la procesionaria (orugas) y los insectos no urticantes como los mosquitos, que pican y pueden llegar a transmitir enfermedades en los peores casos. Por fortuna nosotros estamos ya muy acostumbrados. También las chinches en sitios con poca limpieza, sobre todo en zonas de alta pobreza, pero es una plaga conocida de siempre y no relacionada con jardines sino con el modo de vida.

Como decimos, la situación este año es totalmente anómala. El coronavirus nos ha tenido confinados en casa, además las temperaturas están cambiando y aumentando, lo que hace que las plantas crezcan más rápidamente y las sustancias sean distintas.

En el terreno sanitario, el doctor Antonio Valero, presidente de la SEAIC (Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica), nos ha contado que estamos teniendo varios factores que hacen que este año la alergia sea distinta. El primero es la contaminación, que el doctor Valero nos ha explicado que actúa a dos niveles: "Sobre la persona alérgica y sobre la presencia de alérgenos. En las zonas con contaminación afectan al polen y pueden hacer que sus efectos sean distintos".

Hemos hablado, además, con el doctor Paco Vega, médico adjunto del servicio de alergia del Hospital de La Princesa de Madrid y vocal del Comité de Rinoconjuntivitis de la SEAIC, de la que es miembro. Nos ha aclarados dos cosas muy importantes, la primera tiene que ver con la alergia y las mascarillas: "La tenemos que llevar siempre porque puede ayudarnos, evita que componentes más grandes que el oxígeno entre en nuestro cuerpo".

Con lo cual, esta obligación de la mascarilla, según Vega, va a venir bien al paciente alérgico. La segunda tiene que ver con la medicación de un alérgico y el coronavirus: "Que la gente siga tomando sus medicamentos habituales porque no son nada incompatibles, a excepción de aquellas personas que estén tomando medicación que les deje inmunodepresivos, pero por norma general no afecta en nada".

Por último, nos da el consejo más importante: si presentamos síntomas, ir al médico de cabecera para que nos derive al alergólogo y nos hagan las pruebas pertinentes. Una vez sepamos a qué somos alérgicos: prevenir, es decir, intentar exponernos lo menos posible a esa sustancia.