En España tenemos el ejemplo de un sacerdote que ha perdido su cuenta de Twitter por ofrecer opiniones contrarias a algunos grupos de opinión que le hicieron una denuncia masiva. Don Juan Manuel Góngora lo cuenta con Cristina: “Fui objetivo de un ataque masivo en mi Twitter y gracias al algoritmo de Twitter, se me notificó la suspensión de la cuenta por haber infringido las normas de la red social”.

Suele pasar cuando las denuncias son masivas. El resultado, como en el caso de Donald Trump, es que esa persona no existe. Este método hace que se te aísle del mundo, y el párroco de Oria tendrá que enfrentar la situación o crear una cuenta nueva.