Luis del Val pone el foco de la imagen del día de Herrera en COPE en Italia, las elecciones del domingo y la ganadora Giorgia Meloni:

"Hoy hablamos mucho de Italia y de los italianos, debido al resultado de las elecciones y, claro, siempre que generalizamos cometemos una injusticia, porque metemos en el mismo saco a Benito Mussolini y a Marcelo Mastroianni, a Luciano Pavarotti y a Silvio Berlusconi, y es evidente que no son lo mismo, ni actúan igual.

Este verano he estado por la Italia del Norte, que desprecia a la Italia del Sur, y he echado en falta la canción napolitana, que es como si un turista por España, estando en Gerona, echara en falta la copla y el flamenco.

No conozco a la señora que ha ganado las elecciones, pero creo saber que todos los extremistas cuando se sientan en el sillón, empiezan a desbastar las aristas que más hieren, y más votos y más miedos han provocado en los demás. Un pueblo que, sólo con harina, ha creado una prestigiosa cocina internacional, y que, sin colonizar países donde se cultivara el café, se haya convertido en el mejor y casi exclusivo fabricante de cafeteras en el mundo, merece cierto aval.

Italia, como tal, es un país reciente, sin esa pesada carga de Francia, Inglaterra o España, y de su pragmatismo hay que recordar que comenzó la II guerra Mundial aliándose con Hitler, quien parecía el ganador, y terminó vencida, pero muy amiga de los estadounidenses que la invadieron, y fue el país que más dinero recibió del Plan Marshall, y uno de los fundadores de la Unión Europea. Parece que la nueva líder le hace ascos a la Unión Europea, precisamente ahora que va a hacer frío este invierno, pero fuera de la Unión Europea solo está el calor de las dictaduras musulmanas y, a estas alturas del siglo XX, pensar en un país autárquico es algo así como creer que se pueda ser náufrago en una caseta de la playa de Lido.

Ya veremos. He leído algunas cosas que dice la señora Meloni que son tonterías contemporáneas, pero también alguna acusación acertada, como esa burocratización de la Unión que le hace caminar con el lento y contundente paso del elefante. Puede que la señora Meloni, en el fondo, lo que quiera es domar al elefante y subirse encima. Pero eso siempre significa reconocer que el elefante existe".