Luis del Val pone el foco de su imagen del día en "Herrera en COPE" en el periodismo libre:

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"Están ahora mismo los lectores de los posos de café de las elecciones autonómica, tratando de adivinar, si en la nueva temporada política se va a llevar la agresiva minifalda, la ceremonial falda hasta los pies o la falda hasta la rodilla, aburrido asunto que entretiene mucho a los adivinadores de los posos del café o de los votos, y que suele ser tan útil como una veleta en la tempestad.

Menos mal que ayer, en la Casa de ABC, se entregaron los premios Cavia y Luca de Tena, y los rostros de Arturo Pérez Reverte y Maruja Torres, me alegran el día, porque si algo une a los dos es la rabiosa libertad a la hora de escribir, asunto nada fútil, después de dos semanas en las que un politicastro ha acusado de vivir en las cloacas a todo aquél periodista que no le loe, le halague o le ensalce.

Los dos son escritores y periodistas que, como observa un amigo mío, viene a ser algo así como decir que son médicos y enfermeros, y los dos han logrado domeñar ese censor de lo correcto que todos los que escribimos llevamos dentro. Maruja Torres lo hizo desde el principio, con una clara intención provocadora, mientras Arturo Pérez Reverte, como los buenos vinos, a medida que pasan los años, su desinhibición ante lo políticamente correcto gana en peso y calidad, y hasta nos sirve de estímulo a los espíritus que en ocasiones vacilamos.

Le envidio a Arturo esa experiencia de las guerras, esa asignatura que ya no tengo pendiente, sino perdida, y que, en lugar de insensibilizarlo ante la brutalidad humana, le ha hecho mucho más sensible ante la injusticia, a la vez que le permite observar la vida con el distanciamiento de quien sabe que perderla o conservarla es una cuestión de suerte.

Y a Maruja le envidio esa resolución para enfrentarse al toro de la realidad sin capotes, por ejemplo, vestirse de vagabunda, y convivir durante unos días como una más, para hablar de etnias y costumbres, no con conocimiento de la realidad, sino siendo testigo de ella.

Aunque el jurado ya falló hacía tiempo, me ha parecido un buen colofón que Arturo Pérez Reverte y Maruja Torres se hayan llevado el Cavia y el Luca de Tena porque son dos protagonistas, dos luchadores, dos ejemplos de eso que llamamos libertad de expresión y que no consiste en insultar, ni en injuriar, ni en mentir, sino en opinar lo que se piensa sobre cualquier asunto, por mucho que moleste esa opinión a poderosos e influyentes, y sin calcular qué consecuencias personales puede acarrear ese artículo o ese comentario.

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Entre los periodistas, como en cualquier otro gremio hay vanidosos, ignorantes, tontos contemporáneos e incluso corruptos, pero hay también un sólido cuerpo que es fiel al Hipócrates de la libertad, que es la salud de un país, y que dicen lo que piensan, sin importarles quién estará de acuerdo o no, pero comprometidos a que los demás puedan ejercer esa misma libertad, aunque no tengan la misma opinión que ellos.

El Rey, en el acto, habló de la libertad de Prensa. A favor, claro, lo que ha sido una especie de apoteosis final, después de dos semanas en las que los totalitarios mostraron su sincera molestia y su miedo palpable a que pueda existir gente que escriba lo que quiera".

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