Luis del Val pone el foco de la imagen del día de ‘Herrera en COPE’ en la figura de José Antonio Primo de Rivera tras su exhumación del Valle de los Caídos:

Vi pasar el coche fúnebre, donde se suponía que estaban los restos de José Antonio Primo de Rivera, y creí recordar que, al transformarse la cárcel de Alicante en colegio, se levantó una cruz en lo que era el patio posterior, recordando el lugar en el que fue fusilado. José Antonio era fascista, y predicaba la violencia, pero Falange Española no la practicó hasta que no fueron asesinados un preocupante número de vendedores de su periódico. El ambiente era violento, tanto, que José Antonio sufrió dos atentados de los que logró salir vivo. Del que salió muerto fue de un juicio en el que lo acusaron a la pena máxima, culpable de organizar el golpe de Estado de 1936. Él deseaba el golpe de Estado, por supuesto, como muchas otras personas, pero imposible que lo organizara, porque ni Franco, ni Mola, ni Sanjurjo le concedían importancia, y, además, durante los meses previos al golpe de Estado, José Antonio estaba preso en la cárcel de Alicante. ¿Cómo iba a organizar desde la celda un golpe de Estado?

Fascista, sí, totalitario, por supuesto, y admirador de Mussolini, pero no era una persona violenta. Bueno, una vez le pegó un puñetazo a Queipo del Llano, porque habló mal de su padre, pero nunca sabemos cómo vamos a reaccionar cuando hablan mal de nuestro padre. Los que hablaban bien de su padre, el dictador Miguel Primo de Rivera, eran los socialistas Julián Besteiro, Francisco Largo Caballero y los dirigentes de UGT, que colaboraron en esa dictadura. Largo Caballero fue incluso ministro del padre de José Antonio, eso sí, para guardar las formas juró el cargo con traje de calle, no con el chaqué que llevaban los demás. De aquella colaboración con los socialistas surgió un periodo de bonanza económica, construcción de escuelas públicas y un comienzo de industrialización.

Ayer, al ver a los nostálgicos falangistas levantar el brazo, caí en la cuenta de que la batalla de la propaganda la han perdido los totalitarios de derecha, ante los comunistas de izquierda, y el puño cerrado incluso lo levantan algunos que dicen ser socialdemócratas, cuando cantan la Internacional, a pesar de que los millones de cadáveres del fascismo son bastantes menos que los causados por el totalitarismo comunista. Paz a los muertos, y algún libro de Historia para curar ignorancias y sectarismos.

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