Lo que quiera hacer, bienvenido sea, porque mide 2,24. Así, del tirón: 2 metros y veinticuatro centímetros. Claro, con esas hechuras y 132 kilos en la báscula, la criatura acabó en el baloncesto. Se llama Boban Marjanovic. Y encima es serbio, que sabemos todos del carácter de los serbios a los que no merece la pena llevar la contraria.

Pues este pivot apabullante se ha hecho muy famoso en Estados Unidos por fallar un tiro libre. Resulta que su equipo, los Houston Rockets, jugaban en casa de los Clippers, en Los Ángeles, en la última jornada de la fase regular de la NBA. Marjanovic tiene una amplia experiencia en la liga americana de baloncesto.

Ha pasado por los Spurs, los Pistons, los Clippers (a los que se enfrentaba cuando falló el tiro libre famoso), los seventy sixsers, los Maverick y ahora vive en Houston. A lo que vamos, estaba Marjanovic en la línea de tiros libres. Falló el primero. Los Rockets estaban ocho puntos por encima de los Clippers y tenía su equipo de aumentar su distancia. Falló el primero y al serbio le vino a la cabeza la promoción que había escuchado. Si fallaba el segundo, si el equipo visitante fallaba dos consecutivos, todos los asistentes al partido, es decir, la afición visitante, tendría pollo frito gratis.

Había emoción. Estaba colocado, pero hacía gestos. Esto lo fallo yo, esto es mío.

Boban falló el tiro libre a propósito para que el público local, los de su equipo rival, ganara pollo gratis. Lo decían los comentaristas: un hombre del pueblo. Miren, el equipo de Marjanovic ya no tenía nada que hacer en los Play Offs aunque ganara el partido.

Así que, ¿por qué no dar una alegría, aunque sea en forma de pollo, a la gente que ha pagado su entrada? Falló, pero se lo pasó bomba y se ha hecho muy popular entre una afición rival. ¿Qué más se le puede pedir a un día que iba a ser otro día más en la oficina?