El hilo invisible que une a las pequeñas Maliya y Jacinta con sus padres; la música
Da igual si es mejor o peor música, da igual si el artista cantaba como una zapatilla en una jaula o fenomenal, ese será uno de los mejores momentos de un vínculo feliz
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Madrid
Tiempo de lectura: 2'Actualizado 07:53
Debajo de esta canción, el comentario de un usuario. ¿“Hay alguien que todavía escuche esto en abril de 2024”? Pues sí. Samuel. Porque en ese tema, “Ayer” de Gloria Estefan, vive todavía su madre.
Hay un hilo invisible que une a los niños con sus padres. Y ese hilo es la música. Desde que nacen. Igual a ustedes les ha pasado, que todavía recuerdan aquellas canciones que les cantaba su padre o su madre y que ahí continúan, en su memoria.
A Maliya Kabs, su padre le pone siempre en el coche a Aretha Franklin mientras la acerca al colegio. Maliya tiene ahora siete años, pero canta como si tuviera muchos más.
El padre de Maliya la mira mientras ella canta y él quiere que la tierra le trague. Ha creado una monstruita que le canta en la cara el “Respect” de Aretha Franklin, un himno que apunta maneras de mujer poderosa en esa cría. Y luego está Jerónimo. Que también le pone canciones a su niña. Con ella escucha “Dos en la ciudad” de Fito Páez, que habla de una pareja imposible con alguna droga de por medio.
La niña de Jerónimo se llama Jacinta. Tiene un año y ocho meses y, mientras hace figuras con plastilina, acaba el fraseo de su papi. Jacinta no sabe lo que canta, ni lo que dice, pero eso, es lo de menos.
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Y ahora piénselo. Piense en qué canción le ha dejado su padre o su madre para siempre. Cada vez que la escucha, pasa igual. Usted vuelve a ese tiempo y todo es más joven. Da igual si es mejor o peor música, da igual si el artista cantaba como una zapatilla en una jaula o fenomenal. Da igual. Esa será la canción y ese será uno de los mejores momentos de un vínculo feliz.
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