El profesor José María Gay de Liébana analiza en'Herrera en COPE’ las claves económicas del día.

A ver qué pasa en los próximos días, Don Carlos, porque si el ejemplo de Angela Merkel de más restricciones cunde, implica menos gente trabajando y más ERTE. Y empresas, sobre todo pequeñas y autónomos, más noqueados, con negocios cerrados. Y sectores, como hostelería, comercio, restauración y todo lo relacionado con el turismo en horas bajas. Y entonces habrá que cuestionarse si los sobados fondos europeos sirven para algo, porque una cosa es reanimar y reactivar empresas con sus constantes vitales en mínimos y la otra, imposible, resucitar a los muertos económicos. Y con un panorama en el que el empleo se complica y el paro tiende al alza, no es adecuado hablar de aumentar el salario mínimo, Don Carlos. El turismo está sufriendo lo indecible, Don Carlos, y la autoridad competente, de momento, parece pasar de las vicisitudes que atormentan a un sector clave y pilar de nuestra economía.

A diferencia de otros países de nuestro entorno que no solo han reducido el IVA, sino que también bajan impuestos y cotizaciones sociales, por acá, nada y tampoco casi nada en ayudas. Y mal vamos si por parte del gobierno se dice que bajar el IVA al turismo solo mejoraría las cuentas de resultados de las empresas: los ingresos y gastos se calculan en las cuentas de resultados sin el IVA que juega su propio mecanismo de IVA repercutido e IVA soportado para confluir en el IVA a liquidar o a devolver. Bajar el IVA relativo a actividades turísticas sí que abarataría el precio de los servicios turísticos y, por tanto, podría estimular la demanda. Pero, obviamente, aquí el perjudicado sería Papá Estado que recaudaría en teoría menos dinero por IVA. Ahora bien, la pregunta, Don Carlos, es que es mejor: si recaudar menos IVA, pero recaudar gracias a tipos del impuesto bajos o no recaudar nada por la ausencia de demanda y precios altos…

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