Miro lo que asegura la Secretaría de Estado de Comunicación sobre el convenio firmado el pasado sábado con dos productoras para perpetrar el documental sobre la vida cotidiana del Presidente del Gobierno, del que lleva hablándose meses.

Afirmar que se trata de un esfuerzo de transparencia de cara a los ciudadanos no es simplemente una boutade, es una ofensa a esos mismos ciudadanos que padecen una indigestión de propaganda y una anemia de medidas para paliar la imparable subida del coste de la vida, así como un paro brutal comparado con el resto de la Unión Europea, a pesar del maquillaje de los datos que practica Yolanda Díaz.

El lado humano de Sánchez, en caso de que lo tenga, no interesa a quienes las pasan moradas para llegar a final de mes. Es el lado de la política ficción que practica el que de verdad queremos conocer los españoles, y eso no aparecerá en el documental.

Me gustaría equivocarme, pero vamos a asistir a la resurrección del NO-DO en su versión digital. Desde Moncloa se asegura que el 20 % de lo que se recaude por la venta de los derechos, se repartirá entre entidades sin ánimo de lucro.

Pero, ¿por qué no nos cuentan también lo que va a costar su producción? ¿Alguien se cree que estamos ante un trabajo que se cobra con el patriotismo de cartón piedra de este gobierno? Para abaratar el recibo de la luz es conveniente apagar de vez en cuando el televisor.