Se habla mucho de las mafias y del tráfico de drogas, pero normalmente se ve como algo lejano y no somos conscientes del problema que hay con todas estas bandas en la zona de la Costa del Sol. El sur de España se ha convertido en los últimos 30 o 40 años en un “coworking de la mafia”, en palabras del periodista de investigación Antonio Pampliega. Por allí pasan todas las grandes organizaciones y todos los grandes capos tienen su sede porque es paso obligado tanto del hachís, que entra por Marruecos, como de la cocaína, que viene desde Sudamérica.

Uno de los personajes dentro de este entramado es Ricardo Álvarez-Ossorio, el apodado como “abogado de los narcos” o “abogado del diablo”. Un mote que el aludido cree que “le perseguirá hasta la muerte” y lo ve como una especie de “maldición”, según ha confesado a Alberto Herrera en 'Herrera en COPE'.

Sobre si eligió o no dedicarse a ser abogado de traficantes, Álvarez-Ossorio considera que ante todo él es abogado defensor y como tal “defiende a gente que tiene problemas”. Dice que en su trayectoria se ha encontrado casos de todo tipo, desde “malos de profesión” a personas que se han visto involucradas en ciertas circunstancias y han llegado a ser acusadas de manera injusta. “Es terriblemente estresante tener que defender a alguien que sabes que es inocente y que te expones a la posibilidad, a mí me ha pasado, de que lo condenen siendo inocente”, señala el abogado.

Empezó a ejercer en los años 90, momento en el que se atrevió a probar en el turno de oficio. Su primer caso relacionado con el mundo de la droga fue cuando le tocó defender a tres hispano-marroquíes imputados por narcotráfico. “Fue accidental, pero un accidente bonito porque cambió mi vida”, recuerda Álvarez-Ossorio. Entérate del error que le llevó a convertirse en el "abogado de los narcos" en el siguiente audio.

“Me lancé sin pensar, era joven e inconsciente, y me callé y no advertí del error”. Un error que terminó saliendo bien y cambió completamente la trayectoria de Ricardo Álvarez-Ossorio.

Un caso que dio un giro a su vida profesional y personal

A partir de ahí su nombre empezó a sonar entre los narcos. “Fue un doble detonante. Primero a nivel personal para mí porque me abrió los ojos. Yo trabajaba por 80.000 pesetas al mes haciendo prácticas en Unicaja en Rota. Tenía que conducir una hora desde mi casa en Cádiz en un coche sin aire acondicionado. Luego de allí me iba a Arcos a hacer la pasantía y después volvía a mi casa y llegaba a las once”, relata Álvarez-Ossorio. “De repente, con un caso en una semana había ganado un millón de pesetas”. Sin embargo, por la parte profesional señala que se le puso en el ojo del huracán, puesto que por aquel entonces se movía es un sector muy tradicional de profesionales con mucha experiencia y él era un recién llegado.

A pesar de sus métodos y de los clientes con los que se ha codeado, reconoce que en ningún momento ha temido por su vida y cree “absolutamente necesario” que exista una defensa justa y hábil aunque se trate de un delito grave, pues ahí reside una de las bases de la democracia, subraya el abogado. Escucha la entrevista completa con Alberto Herrera en el audio siguiente.