Una cadena de televisión francesa emitió este martes por la noche un ácido documental sobre la vida del actor Gerard Depardieu, el hombre sin límites.

Es un retrato íntimo del actor, adorado y odiado a partes iguales por los franceses. Hombre polifacético, amigo de dictadores, amante de la buena comida y de la fiesta.

Depardieu fue analfabeto hasta bien entrada la pubertad. Luego se convirtió en un lector apasionado. Su primer dinero lo ganó vendiendo tabaco, alcohol y droga.

Fue chulo y guardaespaldas de prostitutas y no hizo el servicio militar, porque en un psiquiátrico se le diagnosticó "hiperemotividad patológica".

Como actor era un vago incluso para aprenderse los guiones. Llevaba un auricular en los rodajes.

Se casó con la actriz Élisabeth Guignot y mantuvo una larga relación con la también intérprete Carole Bouquet.

Fue socialista con François Mitterrand y más tarde apoyó a Nicolas Sarkozy. Luego se declaró ecologista y se marchó a Bélgica para pagar menos impuestos. 

Fue amigo íntimo de Fidel Castro y ahora lo es de Vladimir Putin que le ha entregado en persona su nuevo pasaporte como ciudadano ruso.

El documental cuenta también sus extravagancias, como desayunar tocino mojado en café solo, sin azúcar, aunque él, como el poeta Arthur Rimbaud, sentencia: “Yo, es otro”.