Jóvenes de Arran, organización juvenil vinculada a la CUP, volvieron este martes a "señalar" al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena arrojando pintura amarilla en el portal de uno de sus domicilios, en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). El pasado mes de marzo, Arran ya realizó una acción similar frente a la casa de Llarena en Das (Girona), con pintadas en el asfalto en las que le acusaban de "fascista", aunque posteriormente un grupo de militantes de Ciudadanos acudió al lugar con cepillos y productos para borrarlas.

En su cuenta en Twitter, Arran colgó un vídeo en el que se observaba cómo dos jóvenes llegan al portal y arrojan pintura de color amarillo sobre la puerta acristalada de entrada. El vídeo viene acompañado de un mensaje: "El pueblo manda, Arran obedece. Ocho meses después, por petición popular y con una resolución de la instrucción judicial que prevé sentencias desmesuradas, lo hemos vuelto a hacer: señalamos al juez Llarenacomo símbolo del régimen del 78". A la noche siguiente, voluntarios anónimos acudieron bajo máscaras de Dalí simulando a los protagonistas de la serie 'La casa de papel' para limpiar la pintura amarilla. "Con caretas de un pintor español y catalán limpiamos lo que la administración todavía no ha hecho", dijeron.

Isabel Sierra, vecina del juez Llarena, publicó una carta en 'El Periódico de Cataluña' lamentando lo sucedido y reclamando diálogo a todos los níveles. "Soy socialista, catalanista y vecina de los Llarena, sí. Desde hace más de 25 años; he visto nacer y crecer a sus hijos y ellos a los míos. No hemos coincidido demasiado porque cada uno sabía - y lo podía verbalizar casi riendo - que no éramos de la misma cuerda, igual que los de otro piso son convergentes... ¡de toda la vida! Conversaciones de escalera, de reuniones de la asociación, en las que siempre nos ponemos de acuerdo para lo que nos conviene a todos y cada uno aporta lo que mejor se le da o, como mínimo, se abstiene. Democracia a pequeña escala. De la que nutre las relaciones cotidianas, genera confianza mutua y permite sentirse parte de una comunidad, en un espacio también común. Se ha hecho, se puede si se quiere. Esta pequeña democracia es la que mejor hay que volver a explicar a los chicos de Arran".

En una entrevista este viernes con Carlos Herrera, Isabel ha incidido en todos estos aspectos. La mujer sostiene que los vecinos eran conscientes de que algo iba a pasar porque había un "enfado general" en el clima. Además, se sienten señalados. "Pablo y su esposa no viven aquí. Esa es la gracia. Nos han señalado a nosotros. Pablo sólo viene de vez en cuando para ver a la familia porque vive en Madrid", ha dicho.

Isabel asegura que hay jóvenes que han tomado una actitud de reivindicación como 'late motiv' de su existencia.  "Se están profesionalizando. Es gente joven que piense que su futuro es sólo defender una república. Me parece limitado. Tienen que tener otros objetivos también", ha dicho en 'Herrera en COPE'.  

La mujer no rechaza que se añadan medidas de seguridad en la casa - 'tal vez cámaras' - pero eso no les tranquilizaría. "Llarena tiene su propia protección y lo que hay que hacer entender es que la vivienda de las personas es un espacio privado y que son actos inútiles y sin ningún sentido", ha concluido.