En 'La Linterna de la Iglesia hemos hablado con Marisa Maro, una de las dos apostólicas del Corazón de Jesús que se encuentran en Melilla en la asociación Guem Dudú, una asociación cuyo nombre significa “vida y coraje” y que acompaña a los inmigrantes africanos desde que cruzan la valla de Melilla hasta que el gobierno les da el permiso para viajar a la península.

En su primer año en Melilla, las apostólicas se quedaban a las puertas del Centro donde los Inmigrantes estaban de forma temporal, y allí mismo (casi de forma improvisada) les daban clases de español en unas piedras que hay enfrente del CETI. En ese tiempo, las Apostólicas pudieron escucharlos, saber de sus necesidades y, con los meses, encontraron un lugar en el que fundar la asociación.

“Acoger, proteger, promover e integrar”, como suele decir el Papa. Eso es lo que hacen en esta comunidad inter-congre-gacional en el tiempo que estos hombres, mujeres y niños están allí. Que puede ir, desde 2 meses hasta 1 año. Depende del caso. Son más de 3.000 migrantes los que han pasado por el CETI en estos últimos 4 años. Llegan de Mali, Brukina Faso, Sudán...

Nosotros hemos hablado con Maurice. Es de Mali, tiene 20 años y toda su vida ha sido una auténtica pesadilla. A los 10 años perdió a su familia, fue esclavo y ha llegado a España huyendo del Estado Islámico. En su granja, donde trabajaba con el ganado, los yihadistas mataron a todos los otros esclavos. Solo se salvó él, al que vendieron antes de vivir la guerra contra el Estado Islámico en primera persona.

Los inmigrantes llegan a la asociación absolutamente desorientados, sin familia, sin amigos... En muchos casos la historia que traen a sus espaldas -como le pasa a Maurice- es terrible. Han visto guerras, hambre... han trabajado como esclavos... Es normal que cuando conocen la Asociación Guem Dudú, les cojan tanto cariño a las hermanas.

Durante su estancia en Melilla se les comienzan a notar las secuelas psicológicas después de tanto sufrimiento y la ayuda que les brinda la asociación resulta esencial. Llegan en muchos casos sin papeles; les han quitado la documentación en las fronteras, nadie quiere hacerse cargo de ellos.