Tenemos nuevo doctor de la Iglesia, san Ireneo. Ya son 36 los hombres y mujeres que por su contribución al desarrollo de la doctrina cristiana tienen este título. Es una noticia que llega cuando estamos celebrando la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

¡Qué labor tan bella es la del ecumenismo! ¡Qué importante es en los tiempos que vivimos! Decía en declaraciones a Vatican News, el portal de información oficial del Vaticano, el secretario del consejo pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos Monseñor Brian Farrel, que “No se trata de buscar la uniformidad entre todos, sino la comunión, la participación de todos juntos en la historia de la salvación. Se trata de rezar y trabajar para que esta comunión sea cada vez más fuerte.”

No siempre ha sido así, pero cada vez es mayor la cooperación entre los cristianos. La fraternidad de la que tanto hablamos y que tan bien recoge la encíclica Fratelli Tutti nos lleva a ese sentimiento de respeto y comprensión tan necesario para cultivar las relaciones entre las personas.

Con el tiempo el compromiso de las iglesias cristianas cada vez es mayor. Cuando hay disposición, cuando no perdemos de vista lo que realmente nos ha traído a vivir determinadas situaciones -muchas veces complicadas- es ahí cuando el camino se vuelve fraterno. El ecumenismo, por ejemplo, avanza cuando no se pierde de vista a Cristo, cuando se le coloca en el centro.

Claro, hay muchas cosas que nos dividen hoy en día. Pero es cierto que hay más cosas que nos unen de las que nos separan. Ante situaciones difíciles, hay que pararse a pensar dónde está el centro de lo que nos ha traído hasta aquí. Decía Santa Teresa de Jesús, también doctora de la Iglesia, que “sólo el amor es el que da valor a todas las cosas”.

Lo vivimos en el viaje que el Papa realizó a Irak, hace poco menos de un año: “la caridad, el amor y la fraternidad, son el camino a seguir”.

Nunca es tarde para empezar a recorrerlo.